jueves, 11 de junio de 2015

TURQUÍA - Estambul - Día 1

18 de Septiembre de 2013



                Tras tomar un rico desayuno en el hotel nos lanzamos mapa en mano a descubrir la ciudad. Subimos calle arriba hasta la estación de tranvía más próxima: Beyazid, y tomamos el coche que nos lleva a Sultanahmet.

Barrio de Kumkapi

                Al bajar nos topamos de frente con Santa Sofía. Es realmente impresionante.


                Santa Sofía fue construida en el año 360 durante el reinado del emperador Constancio II, del que se dice que proclamó en su inauguración: “Salomón, te he vencido” en referencia a haber superado la grandiosidad del Templo de Salomón.  Fue, durante más de mil años, la catedral más grande del mundo y se dice de su enorme cúpula que cambió la historia de la arquitectura. Con la conquista otomana de Constantinopla en 1453 fue convertida en la mezquita más importante de la nueva Estambul, pero el sultán Mehmed II ordenó que se conservaran los mosaicos de su interior.  Durante los reinados de diferentes sultanes se fueron levantando los cuatro minaretes. En 1931, durante la presidencia de Mustafá Kemal Atatürk fue convertida en museo. En su interior, los medallones con los nombres de los sultanes que la reformaron comparten protagonismo con los mosaicos bizantinos de temática cristiana, siendo el más famoso de todos el del Cristo Pantocrátor.


                Allí adquirimos por 85 liras las “Museum Pass”, unas tarjetas de color negro que permiten la entrada durante tres días a numerosos lugares de interés, por ejemplo:  Santa Sofía, San Salvador de Chora, el Palacio de Topkapi y su harén, el Museo Arqueológico, el Museo de Artes Islámicas y Turcas, la Torre Galata, etc.

Museum Pass

                Nos tomamos el tiempo para ver Santa Sofía con tranquilidad y al salir ya tenemos hambre. En la plaza colindante hay diversos puestos callejeros en los que puedes elegir desde kebabs hasta helados. Nosotros optamos por unas mazorcas de maíz asadas y un cucurucho de castañas.

Parada a comer

                La siguiente parada será la visita a los museos que se encuentran dentro del parque Gülhane, antiguos jardines del Palacio Topkapi.
                        El Museo de Mosaicos se encuentra cerrado por obras. Nos vamos al arqueológico.

Entrada al Museo Arqueológico
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          No es muy grande, pero tiene piezas realmente excepcionales. La más conocida es la que dicen es la tumba de Alejandro Magno. También expone sarcófagos fenicios, vestigios de la Antigua Grecia y parte del Tesoro de Príamo (la mayor parte de éste se encuentra en el Museo Pushkin de Moscú).
                En el Museo de Oriente encontramos restos arqueológicos muy interesantes, como fragmentos de la Puerta de Ishtar (una de las ocho entradas a la ciudad de Babilonia), una de las copias del Código de Hammurabi, el Tratado de Kadesh (el tratado de paz más antiguo del mundo, entre egipcios e hittitas) y un ala entera dedicada al arte preislámico en Arabia.

Interior del Museo de Oriente

                Ambos museos son de visita obligada si visitáis la ciudad.

             De todas las mezquitas de Estambul, y se cuentan por cientos, la Mezquita Azul es la más visitada. Se encuentra al otro lado de la Plaza de Sultanahmet, justo frente a Santa Sofía y se dice que compiten entre ellas en hermosura. Lo cierto es que encontramos muchísima gente, quizás por ello no fue la que más nos gustó. No obstante hay que decir que es de una belleza incontestable. En su interior los mosaicos azules de Iznik le otorgan una atmósfera muy especial. Entre toda esa preciosa gama de azules destaca una piedra negra que se encuentra en el centro. Se trata de un fragmento de la Kaaba, piedra sagrada que se halla en el interior de la Mezquita de la Meca.  Otra de las cosas que tiene en común con esta mezquita es que son las únicas en el mundo que tienen seis minaretes.

Mezquita Azul desde Sultanahmet

                La mística se pierde a causa de la gran afluencia de público con sus correspondientes guías explicándose a voces en diferentes idiomas.
                        El día está siendo estupendo. Sólo nos falta perdernos (LI-TE-RAL-MEN-TE) en el Gran Bazar. ¡Pues vamos allá!

Entrada al Gran Bazar

                ¿Qué decir del Gran Bazar? Pues que es el mercado más grande del mundo. Fue fundado por los judíos sefardíes, expulsados de España por los Reyes Católicos, y que fueron acogidos por el sultán Beyazid II. Es un gigantesco laberinto de calles en cuyo interior no sólo hay comercios, también puedes encontrar mezquitas, comisarías de policía, bancos y un largo etcétera. Lo recorremos sin prisa, disfrutando del bullicio y el colorido, mientras intentamos esquivar a montones de vendedores ávidos de ofrecer sus mercancías. Una experiencia nueva para nosotros.


                Pensamos que hemos salido del Gran Bazar porque nos encontramos de pronto caminando entre callejuelas al aire libre. Estamos equivocados. Esto es un interminable barrio de comercios que no parece tener fin. Nuestra intención era atravesarlo hacia el oeste para salir a la altura de Beyazid, ya cerca de nuestro alojamiento. Sin embargo y sin saberlo caminamos durante kilómetros hasta salir muy al norte, justo al lado de Yeni Cami (la Mezquita Nueva). ¡Bendito extravío! Yeni Cami nos fascina al punto que acabará convirtiéndose en nuestra mezquita favorita.

Yeni Cami

                Yeni Cami no sólo es uno de los templos principales de Estambul, si no que, junto al Puente Galata, es una de las imágenes más famosas de la ciudad. Fue inaugurada en 1665. Como la mayoría de grandes mezquitas turcas, se encuentra precedida por un avlu, o patio monumental, en torno a una fuente y rodeado de columnatas.
                Dedicamos media hora a saborear los interiores, un tiempo que se nos hizo corto. Pero estábamos muy cansados y ya se nos estaba haciendo de noche, así que tomamos el tranvía en la estación de Eminönü y regresamos a nuestro hotel. 
                    Mañana más Estambul.

De regreso a Kumkapi

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