18 de Septiembre de 2013
Tras tomar un rico desayuno en
el hotel nos lanzamos mapa en mano a descubrir la ciudad. Subimos calle arriba
hasta la estación de tranvía más próxima: Beyazid, y tomamos el coche que nos
lleva a Sultanahmet.
Barrio de Kumkapi
Al bajar nos topamos de frente
con Santa Sofía. Es realmente impresionante.
Santa Sofía fue construida en el
año 360 durante el reinado del emperador Constancio II, del que se dice que
proclamó en su inauguración: “Salomón, te he vencido” en referencia a haber
superado la grandiosidad del Templo de Salomón.
Fue, durante más de mil años, la catedral más grande del mundo y se dice
de su enorme cúpula que cambió la historia de la arquitectura. Con la conquista
otomana de Constantinopla en 1453 fue convertida en la mezquita más importante
de la nueva Estambul, pero el sultán Mehmed II ordenó que se conservaran los
mosaicos de su interior. Durante los
reinados de diferentes sultanes se fueron levantando los cuatro minaretes. En
1931, durante la presidencia de Mustafá Kemal Atatürk fue convertida en museo.
En su interior, los medallones con los nombres de los sultanes que la
reformaron comparten protagonismo con los mosaicos bizantinos de temática
cristiana, siendo el más famoso de todos el del Cristo Pantocrátor.
Allí adquirimos por 85 liras las
“Museum Pass”, unas tarjetas de color negro que permiten la entrada durante
tres días a numerosos lugares de interés, por ejemplo: Santa Sofía, San Salvador de Chora, el
Palacio de Topkapi y su harén, el Museo Arqueológico, el Museo de Artes
Islámicas y Turcas, la Torre Galata, etc.
Museum Pass
Nos tomamos el tiempo para ver
Santa Sofía con tranquilidad y al salir ya tenemos hambre. En la plaza
colindante hay diversos puestos callejeros en los que puedes elegir desde
kebabs hasta helados. Nosotros optamos por unas mazorcas de maíz asadas y un
cucurucho de castañas.
Parada a comer
La siguiente parada será la
visita a los museos que se encuentran dentro del parque Gülhane, antiguos
jardines del Palacio Topkapi.
El Museo de Mosaicos se
encuentra cerrado por obras. Nos vamos al arqueológico.
Entrada al Museo Arqueológico
.
No es muy grande, pero tiene piezas realmente excepcionales. La más
conocida es la que dicen es la tumba de Alejandro Magno. También expone
sarcófagos fenicios, vestigios de la Antigua Grecia y parte del Tesoro de
Príamo (la mayor parte de éste se encuentra en el Museo Pushkin de Moscú).
En el Museo de Oriente encontramos
restos arqueológicos muy interesantes, como fragmentos de la Puerta de Ishtar
(una de las ocho entradas a la ciudad de Babilonia), una de las copias del
Código de Hammurabi, el Tratado de Kadesh (el tratado de paz más antiguo del
mundo, entre egipcios e hittitas) y un ala entera dedicada al arte preislámico
en Arabia.
Interior del Museo de Oriente
Ambos museos son de visita
obligada si visitáis la ciudad.
De todas las mezquitas de
Estambul, y se cuentan por cientos, la Mezquita Azul es la más visitada. Se
encuentra al otro lado de la Plaza de Sultanahmet, justo frente a Santa Sofía y
se dice que compiten entre ellas en hermosura. Lo cierto es que encontramos
muchísima gente, quizás por ello no fue la que más nos gustó. No obstante hay
que decir que es de una belleza incontestable. En su interior los mosaicos
azules de Iznik le otorgan una atmósfera muy especial. Entre toda esa preciosa
gama de azules destaca una piedra negra que se encuentra en el centro. Se trata
de un fragmento de la Kaaba, piedra sagrada que se halla en el interior de la
Mezquita de la Meca. Otra de las cosas
que tiene en común con esta mezquita es que son las únicas en el mundo que
tienen seis minaretes.
Mezquita Azul desde Sultanahmet
La mística se pierde a causa de
la gran afluencia de público con sus correspondientes guías explicándose a
voces en diferentes idiomas.
El día está siendo estupendo.
Sólo nos falta perdernos (LI-TE-RAL-MEN-TE) en el Gran Bazar. ¡Pues vamos allá!
Entrada al Gran Bazar
¿Qué decir del Gran Bazar? Pues
que es el mercado más grande del mundo. Fue fundado por los judíos sefardíes,
expulsados de España por los Reyes Católicos, y que fueron acogidos por el
sultán Beyazid II. Es un gigantesco laberinto de calles en cuyo interior no
sólo hay comercios, también puedes encontrar mezquitas, comisarías de policía,
bancos y un largo etcétera. Lo recorremos sin prisa, disfrutando del bullicio y
el colorido, mientras intentamos esquivar a montones de vendedores ávidos de
ofrecer sus mercancías. Una experiencia nueva para nosotros.
Pensamos que hemos salido del
Gran Bazar porque nos encontramos de pronto caminando entre callejuelas al aire
libre. Estamos equivocados. Esto es un interminable barrio de comercios que no parece
tener fin. Nuestra intención era atravesarlo hacia el oeste para salir a la
altura de Beyazid, ya cerca de nuestro alojamiento. Sin embargo y sin saberlo caminamos
durante kilómetros hasta salir muy al norte, justo al lado de Yeni Cami (la
Mezquita Nueva). ¡Bendito extravío! Yeni Cami nos fascina al punto que acabará
convirtiéndose en nuestra mezquita favorita.
Yeni Cami
Yeni Cami no sólo es uno de los
templos principales de Estambul, si no que, junto al Puente Galata, es una de
las imágenes más famosas de la ciudad. Fue inaugurada en 1665. Como la mayoría
de grandes mezquitas turcas, se encuentra precedida por un avlu, o patio monumental, en torno a una fuente y rodeado de
columnatas.
Dedicamos media hora a saborear
los interiores, un tiempo que se nos hizo corto. Pero estábamos muy cansados y
ya se nos estaba haciendo de noche, así que tomamos el tranvía en la estación de
Eminönü y regresamos a nuestro hotel.
Mañana más Estambul.
De regreso a Kumkapi
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