miércoles, 17 de junio de 2015

Polonia para vegetarianos


Como viajera y vegetariana suelo encontrarme dificultades añadidas a las que se enfrenta cualquier trotamundos y que tienen que ver con mi alimentación. Por eso, antes de viajar procuro buscar información sobre la gastronomía y los productos habituales del país al que voy. Este post es un intento de facilitarte las cosas, si vas a viajar a Polonia y eres vegetariano. 

Zupa grzybowa

Si puedes aguantar únicamente tomando cerveza, no sufras, estás en el país ideal. Sus cervezas son de muy buena calidad y por un precio irrisorio (1€) podrás beberte un gigantesco vaso de medio litro. Si ese no es tu estilo, también podrás consumir grandes vasos de té, frío o caliente según la época del año. Pero como sé que es complicado sobrevivir así, aquí unas sugerencias sobre su gastronomía. 

En general sus platos típicos son contundentes y de sabores fuertes aunque no suelen cocinar picante. Los ingredientes están relacionados con la vida rural. Predominan platos a base de verduras y productos de la tierra como coles, rábanos, zanahorias, remolacha, etc. con los que se elaboran sopas y platos potentes que permiten aguantar el invierno. 

Disponen además de muchos locales de fast food en el que podrás elegir, como en casi cualquier lugar del mundo entre distintos platos de comida rápida aquellos que se adapten a tus necesidades: pizas, patatas fritas, etc. Dentro de esta variante no puedes dejar de probar la zapienkaka, una media baguette cubierta con distintos ingredientes, entre los cuales puedes elegir muchas variantes vegetales: champiñones, aceitunas, tomate, piña, etc. 

Desayunar no te resultará difícil puesto que sus desayunos incluyen té o café, pan, mermeladas, y también queso y huevos si los tomas. 

Además de las típicas ensaladas a las que todo vegetariano recurre cuando sale fuera de su país, Polonia tiene una gran variedad de sopas, muchas de ellas, preparadas exclusivamente de vegetales. Aquí algunos ejemplos: 

Barszcz czerwony: sopa de remolacha. 

Zurek: sopa de harina de sabor ácido. 

Zupa grzybowa: sopa elaborada con distintos tipos de setas. 

Zupa Szczawiowa: sopa de acedera (una planta de hoja similar en su forma a la espinaca)

Kapusniak: sopa de col fermentada.

Ogórkowa: sopa de pepino fermentado, vegetales, nata y con patatas o arroz.

Y hasta una sopa de frutas llamada Zupa owocowa

Ćwikła

El Ćwikła es una ensalada preparada a base de remolacha rallada y rábano picante que se utiliza generalmente como acompañamiento. Puede estar aderezado con distintos ingredientes como azúcar, sal, jugo de limón, manzana rallada, vino tinto seco, clavo de olor y perejil picado.

Otras recetas típicas a las que puedes recurrir, aunque en ocasiones tendrás que preguntar si la preparación incluye o no productos de origen animal son las siguientes: 

Pierogi o varenikes: empanadas rellenas con distintos productos, las hay de carnes pero también de otras variedades como sauerkraut (chucrut, una especie de col), setas, patatas, queso curado, requesón o arándanos. 

El kasza gryczana ze skwarkami es un plato preparado con un cereal, el alforfón (conocido también como trigo sarraceno) frito y cebolla, aunque en ocasiones pueden agregarle otras verduras o incluso carne, por lo que es mejor preguntar antes de pedirlo. 

Las Placki kartoflane/ziemniaczane (potato pancakes) son unas tortitas de patatas bañadas con salsa de tomate y queso rallado. A veces se sirven con un contorno de pepinillo fermentado y verduras con crema ácida. 

La pyzy es una pasta de patata, similar a los ñoquis pero más grandes que se sirven con carne o queso. En ocasiones las hacen rellenas. 

Un postre típico es el naleśniki, parecido a los crepes, y rellenos con mermelada, chocolate o incluso queso, Lo sirven enrollados o doblados en cuatro, como un pañuelo y espolvoreados con azúcar impalpable por encima. 

La buena noticia es que en Polonia (al menos en Cracovia y sus alrededores, que fue donde yo estuve) se habla inglés lo cual facilita muchísimo la comunicación. Y no sólo me refiero a restaurantes y lugares turísticos, la gente de la calle lo habla también aunque sea un poco. Además, en la mayoría de los restaurantes puedes pedir la carta en este idioma si lo deseas, y generalmente suelen incluir junto al nombre del plato, los ingredientes que lleva.

Restaurante Sasiedzi en Kazimier (barrio judío)
Atención a la carta gigante en la pared ;) 




¿POR QUÉ CRACOVIA?



¿Todavía no te has decidido a conocer esta ciudad? Pues quizás esta lista te termine de convencer.



  • Por su casco antiguo. Uno de los más cuidados del mundo.
  • Por sus medidas de cerveza. La más pequeña medio litro (a 4zł).
  • Por el ambiente bohemio del barrio judío de Kazimierz.
  • Por sus conciertos. Poder asistir a uno prácticamente cada noche en casi cualquier sala de música, teatro, iglesia u hotel.
  • Por pasear por las interminables galerías de las Minas de Sal de Wieliczka, a más de 300 metros de profundidad. Y por quedarse boquiabierto al entrar en la capilla escavada en su interior.
  • Por los helados de la heladería Lody de la calle Starowiślna 83. Esperar la cola que se extiende por toda la calle vale la pena para probar lo que los polacos llaman “los mejores helados de Europa”.
Cola frente a Lody
  • Por conocer una de las ciudades con más testimonios (y de los más impactantes) de la presencia del nazismo en el mundo. Desde la Fábrica de Schindler y el Guetto Judío hasta el Campo de Exterminio de Auschwitz.
  • Por la facilidad con el idioma. Casi todos los polacos hablan inglés, aunque sea lo mínimo para comunicarse contigo.
  • Por las leyendas de Smok, el feroz dragón que habitaba en las cuevas bajo el gran Castillo de Wawel.
  • Por Juan Pablo II. Los devotos católicos disfrutarán siguiendo los pasos de uno de los papas más importantes de la historia y quien fue arzobispo de Cracovia.

CRACOVIA - DÓNDE DORMIR




A continuación os dejo una breve reseña de los alojamientos donde nos hospedamos durante nuestra estancia en Cracovia en el verano de 2012.


Biskupia Yourplace Apartments


Se encuentra apenas a 700 metros al norte de la Puerta Florianska, entrada del casco antiguo. Es una gran urbanización cerrada y vigilada por un portero (en nuestro caso muy amable pero que no hablaba nada de inglés). A un par de calles de allí está la oficina de recepción, en un bajo de la calle Biskupia donde te entregan las llaves.

Nuestro apartamento era muy moderno y amplio, con cocina, una sala de estar-comedor, una habitación doble separada del resto por una enorme puerta corredera y una terraza muy tranquila. El sofá se convertía en la tercera cama y era más cómodo de lo que podría parecer. Todo estaba impecablemente limpio.
A pesar de ser más caro que una habitación de hotel, al permitirnos cocinar y comer ahí lo ahorramos por otro lado
En cuanto al personal, sólo tratamos con la recepcionista y el conserje, ambos muy amables. La chica de recepción, al vernos llegar agotados por el calor y humedad que hacía el día que llegamos, lo primero que hizo fue ofrecernos agua. El día que abandonábamos el hotel nos cruzamos con un trabajador que, según pensamos, iba a revisar que todo estuviese en orden mientras nosotros abonábamos la factura en recepción.
Aunque no sea el hotel ideal para mochileros si no te importa subir un poco el gasto te lo recomendamos sin ninguna duda.


Precio por apartamento para tres personas tres noches: 681zł (sin desayuno).



4Seasons Apartments

Está situado a escasos 100 metros del anterior hotel. Sacamos una habitación en un lugar diferente al regresar de Eslovaquia porque cuando decidimos hacer una escapada de unos días al país vecino los precios del Biskupia se habían disparado.
A la hora acordada nos esperaba un hombre a la puerta que nos acompañó y enseñó las habitaciones. Por lo tanto no sé si tendrá recepción.
Desconozco si el 4Seasons está formado por uno o más apartamentos (el plural del nombre hace entender que son más de uno) pero el nuestro se trataba de una vivienda alquilada en un edificio residencial muy antiguo. Cuando subes por unas escaleras estrechas entre paredes repletas de humedades no te esperas entrar en un apartamento moderno y tan exquisitamente decorado como es el 4Seasons.
La verdad es que nuestra breve estancia allí fue muy agradable. Las camas eran muy cómodas y la cocina no sólo contaba con una vajilla, cubertería y menaje abundante, si no que había café, azúcar, chocolate en polvo y otros ingredientes muy útiles para desayunar tranquilamente allí (cuando uno viaja por una semana no piensa en comprar un kilo de azúcar en el almacén de al lado).
La última noche subimos una pizza y vimos el partido de la Eurocopa de España-Francia en una gran televisión de pantalla plana mientras cenábamos. Por cierto, ganamos 2-0 ;)
Lo único negativo que le veo es el precio. Quizás es porque lo reservamos con poca antelación, porque era verano o porque ese año se celebraba en Polonia la Eurocopa, pero unos 90€/noche nos parece bastante excesivo para un hotel que, al contrario que el Biskupia, no tiene servicios como seguridad 24h.


Precio por apartamento para tres personas dos noches 716,30zł (sin desayuno).





CRACOVIA - CURIOSIDADES Y CONSEJOS




Modernidad y conservadurismo

Una y otra cosa llaman poderosamente la atención del viajero primerizo en Polonia. Este es un país que encaja perfectamente en los estándares europeos: las ciudades son modernas, tiene buenas infraestructuras y su población disfruta de una calidad de vida alta. Esto es algo nuevo para un pueblo acostumbrado a la pobreza y a la inestabilidad.

Museo de Arte Contemporáneo de Cracovia

Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial Polonia era un país preindustrial: la mayoría de la población era rural y los caballos y mulas no habían sido sustituidos por coches y maquinaria agraria. De hecho cuando Hitler la invadió las divisiones de caballería polacas debieron enfrentarse a los panzer alemanes. Los años de ocupación fueron terribles y tras la guerra Polonia se había convertido en el país más devastado del mundo.
Al contrario que en la mayoría de países orientales el Gobierno comunista polaco fue incapaz de reconstruir una Polonia reducida a escombros y con una economía completamente estancada. Sólo en la década de los 60s se pudo hablar de cierta y moderada prosperidad, una quimera que no duraría mucho. En los 70s, década de esplendor para el Bloque Oriental, los precios empezaron a subir y los intentos de industrialización fracasaron uno tras otro. En estos años Polonia es el país más atrasado de toda la Europa comunista.
Como respuesta, en 1980 nace Solidarność, una suerte de movimiento político anticomunista, férreamente conservador y católico en el que ponen sus esperanzas muchos polacos cansados de la ineptitud de sus políticos. Con un Papa polaco profundamente anticomunista y el apoyo de líderes ultraconservadores como Margaret Tatcher y Ronald Reagan, Solidarność se cree capaz de derribar al Gobierno socialista y este, en 1981, instaura la Ley Marcial que durará todo un año. La lucha entre el líder opositor Lech Walesa y el presidente Wojciech Jaruzelski duró una década, terminando la victoria del primero.

Lech Walesa

Si bien el triunfo de Solidarność tiene un lado positivo: el derrocamiento de un gobierno incapaz y en ocasiones represivo, también supuso la instauración de una ideología política ultraconservadora. Por ejemplo, Walesa ilegalizó el Partido Comunista y obligó a que los diputados homosexuales se sentaran en la última fila del Parlamento.
Sin duda muestra del fracaso del comunismo, la sociedad polaca apenas exhibe  en la actualidad signos de progresismo. Los matrimonios suelen formarse a muy temprana edad (normalmente antes de los 22 años) y la inmensa mayoría de la población es muy religiosa, principalmente católicos y judíos. Es común ver judíos ortodoxos por las calles y un buen número de curas y monjas haciendo vida normal con sus hábitos. 
También los occidentales se sorprenderán al ver a polacos jóvenes realizar acciones casi decimonónicas, como chicos fumando en pipa, chicas fumando con boquilla, hombres saludando a mujeres haciendo el gesto de besar su mano y otras muchas cosas curiosas que se pueden observar sentados en la terraza de un bar.


No cambies dinero en domingos ni en días festivos

Las casas de cambio en Polonia se llaman kantor y las del centro de Cracovia suelen tener buenas ofertas de cambio, aunque varían bastante entre ellas. No habrá problema para cambiar dinero siempre y cuando lo realicéis en días laborables.
Nosotros regresamos de un viaje de cuatro días de Eslovaquia. Era sábado por la tarde y prácticamente no teníamos moneda local, por lo que lo primero que hicimos fue salir en busca de un kantor. Queríamos cambiar poco dinero, ya que el siguiente sería nuestro último día en el país.


Tras encontrar una caja de cambio con un precio razonable a la entrada, pasamos y cambiamos unos 100€. Cuando contamos el cambio resulta que éste estaba muy por debajo de lo que decía en el cartel de entrada. Es entonces cuando el hombre nos informó de que en los días no laborables las casas de cambio sólo aplican el cambio habitual con cifras superiores a 4.000zł (¡casi 1.000€!). Como esto se aplica a todos los kantor y el día siguiente seguiría siendo festivo no tuvimos más remedio que aceptar, perdiendo 25€. Si esto lo hubiésemos sabido habríamos cambiado antes de cruzar a Eslovaquia.
¡12,5 litros de cerveza tirados por el desagüe! ¡Qué locura!



Alquilar un coche en Cracovia 

No te voy a engañar. Si estáis pensando en centrar vuestro viaje a Polonia en Cracovia y sus alrededores no tiene sentido que alquiléis un coche, ya que el transporte público es muy barato y eficiente. Nosotros nos movimos por la ciudad en tranvía y fuimos a las Minas de Sal de Wieliczka y a Auschwitz en autobús sin el más mínimo problema.


Ahora bien, en nuestro caso queríamos dedicar algunos días a recorrer los Altos Tatras, la impresionante cadena montañosa del norte de Eslovaquia, por lo que alquilamos un vehículo en Cracovia y nos desplazamos hasta el país vecino. Fue una idea magnífica os la recomendamos a todos.
Hay numerosas empresas de alquiler que trabajan en esta urbe, aunque nosotros nos decantamos por StayPoland, una compañía local por la que alquilamos un Fiat Micra por tres días por 490zł. A las 10:00 un hombre nos trajo el coche y lo aparcó a la puerta de nuestro hotel. Tras el papeleo pertinente abrió el maletero, sacó una bicicleta plegable y volvió pedaleando a la oficina central de su compañía. Al regreso realizó la misma operación sólo que al revés. El servicio fue más que bueno.

Hermosas carretera camino de Eslovaquia

Por último decir que las carreteras son buenas, la señalización abundante y, en el caso de Eslovaquia, no hay que pagar un extra para cruzar la frontera (aunque creo haber leído en la página que sí hay un sobrecargo para pasar a otros países).

CRACOVIA - Auschwitz

24 de Junio de 2012




La visita se realizó en completo silencio. Ninguno de los participantes osamos siquiera formular una sola pregunta, hacer una observación en voz alta, emitir una opinión o un juicio. Las palabras sobraban. Todas. 
Los ojos contemplaron incrédulos las pruebas de aquel horror tan brutal mientras en el fondo del alma cada uno de nosotros se preguntaba: “¿Qué mierda tiene que pasar por la cabeza de un ser humano para llevar a cabo algo como esto?” Nadie halló la respuesta… 
Indudablemente el hombre es capaz de la más espantosa de las crueldades, y al mismo tiempo de la más férrea resistencia ante cualquier adversidad. 
Imposible quedar indiferente ante semejante página de la reciente historia… 
Quisiera poder compartir con mis amigos lo que he sentido, pero no puedo, por la sencilla razón de que no lo sé… y aunque a mis labios arriban las palabras: tristeza, dolor, rabia, miedo… creo que la que mejor define lo que en mi corazón late es “sorpresa”. Quizá algún día pueda explicar el porqué… 
Para los que no lo saben, hoy he visitado Auschwitz. 
Nahir Subelzú.-




Tras pasar tres días conociendo el norte de Eslovaquia regresamos a Cracovia. Sólo nos queda un día que dedicaremos a conocer los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, a 70 kilómetros de la ciudad. Para ello es necesario ir a la estación central de autobuses en la calle Bosacka 18 y sacar un billete para la ciudad de Oświęcim (el nombre polaco, ya que en realidad Auschwitz es la traducción alemana de esta pequeña localidad).
En los alrededores del pueblo se situaban tres grandes campos: Auschwitz I, Auschwitz II-Birkenau y Auschwitz III-Monowitz, aunque la visita abarcará sólo parte de los dos primeros.
Bajamos del autobús antes de llegar a la última parada en el centro de la ciudad, concretamente en la llamada Oświęcim Museum. Nos dirigimos a las taquillas donde sacamos las entradas para una visita guiada en español. Todos aquellos que quieran entrar pueden hacerlo de forma gratuita siempre que lo hagan sin guía. El precio de la visita guiada depende de la cantidad de personas que formen el grupo y se pueden consultar en la página web oficial del memorial.
La visita comienza junto al famosísimo cartel de entrada que reza en alemán Arbeit macht Frei (generalmente traducido como “El trabajo os hará libres”, aunque su traducción literal es “El trabajo hace libre”). 


Antes de entrar nos entregan un receptor con unos auriculares que sintonizamos en la frecuencia en la que oiremos a nuestra guía. Esto permite que ella pueda hablar en un tono sumamente bajo y que nosotros podamos escucharla perfectamente ajustando el volumen. Lo primero que nos pide es que guardemos el máximo respeto y no levantemos tampoco ninguno de nosotros la voz. Esto le otorga a la visita un ambiente muy especial en el que uno se puede sumergir en la historia acontecida y en el que lo sentimientos se encuentran muy a flor de piel.
Aunque la historia es harto conocida es interesante mencionar que el campo fue liberado por el Ejército Rojo en enero de 1945. La primera intención de los oficiales al ver la barbarie perpetrada en este sitio fue borrar todo rastro del lugar dando las órdenes pertinentes para destruirlo todo. Sin embargo los mismos prisioneros recientemente liberaros pidieron a las autoridades que se conservara para que la humanidad tuviera conocimiento de lo que allí sucediera. Por lo tanto en 1947 se reabrió como museo memorial, convirtiéndose desde entonces en un lugar de peregrinación para todas las minorías víctimas de las políticas nazis.

Imagen de la liberación de Auschwitz

De todas las instalaciones sólo es visitable una pequeña parte que incluye algún barracón, unos baños, celdas, edificios oficiales de las autoridades, exposiciones de objetos personales, etc. Estas últimas se exhiben en vitrinas acristaladas formando enormes montones en ocasiones tan grandes como una habitación. Recuerdo una especialmente impactante en la que recorrimos un pasillo acristalado bastante largo donde podías ver cantidades monstruosas de pelo humano.


En los lugares más sensibles, como el que acabamos de mencionar, está prohibido realizar fotografías.
Una vez terminada la visita de Auschwitz I un autobús gratuito nos lleva a Auschwitz II-Birkenau. Aquí se encuentra otra de las imágenes más famosas de los campos: la parada de tren a la que llegaban los presos. 


En este segundo campo además de barracones, letrinas y los restos de algún crematorio destruido por los nazis antes de la llegada de los soviéticos hay un memorial con placas conmemorativas en varios idiomas frente a un pantano en el que tiraban las cenizas de los muertos.
Personalmente, el momento más impactante del recorrido es cuando visitamos la cámara de gas. Lo digo en singular porque fue la única que sobrevivió a los intentos desesperados de destruir pruebas por parte de los alemanes ante el avance del Ejército Rojo. Si bien podría parecer que incluir este lugar en la ruta turística apela únicamente al morbo, su visita es la más respetuosa del memorial. La guía nos acompaña hasta la puerta, nos da las explicaciones históricas pertinentes sobre la habitación y nos dice que ella se quedará fuera. Entramos solos y recorremos el lugar en completo silencio, tal como lo pide un cartel en la entrada.

Entrada a las cámaras de gas

El mismo silencio nos acompañaría todo el camino de regreso hasta el centro de Cracovia.
Ya es de tarde y para finalizar el día con un mejor sabor de boca mis padres me preguntan:
_ ¿Qué es lo último que quieres hacer antes de despedirte de Cracovia?
No lo dudo ni un segundo: unas cervezas en la Plaza del Mercado.

Y hoy juega Inglaterra contra... ¿Italia?

CRACOVIA - Casco antiguo y Kazimierz

20 de Junio de 2012




Hoy toca conocer a fondo la ciudad. Comenzamos recorriendo el cinturón verde que la rodea desde la Barbacana, en el extremo norte del casco antiguo, justo enfrente de la Puerta Florianska. Es una fortificación cilíndrica de ladrillo construida en la Edad Media para servir de puesto de control a la entrada de la ciudad.

Barbacana

Continuando por los jardines llegamos a una oficina de información turística. Habíamos oído que en Cracovia era fácil poder asistir a algún concierto de música clásica, así que entramos a preguntar. Nos informan que es habitual que haya pequeños conciertos en hoteles, restaurantes e iglesias todas las tardes y nos dan un folleto informativo con una lista de hoteles exclusivos en los que poder asistir a distintos espectáculos. Lamentablemente en nuestro equipaje no contemplábamos la posibilidad de ninguna cena “formal”, por lo cual esta idea queda descartada. 
Seguimos caminando hasta encontrar el Teatro Julius Slowacki. Es una bella obra arquitectónica construida a finales del siglo XIX. Como curiosidad podemos mencionar que fue el primer edificio en Cracovia equipado con luz eléctrica. Es una construcción enorme coronado por cinco cúpulas verdosas: cuatro pequeñas en los extremos y una grande en el centro. Supongo que el color se debe a que el material en el que están construidas es bronce, que toma esa tonalidad con el paso del tiempo.

Teatro Julius Slowacki

No hemos desayunado. Paradita en una chocolatería-pastelería que tiene una pinta estupenda. Tres cappuccinos y tres porciones de tarta de chocolate. Estamos listos para seguir. 


Entramos en el casco antiguo por una calle lateral y enseguida divisamos la Basílica de Santa María, posiblemente el edificio más famoso de la ciudad. Se empezó a construir en el año 1355 y se terminó en 1406. La corona dorada que remata la torre más alta, que mide 80 metros, fue colocada en 1666. En su interior alberga el retablo de madera más grande de Europa, realizado por uno de los mayores escultores de la historia, Veit Stoss. 


Bajamos por la calle Grodzka hasta toparnos con la Iglesia de San Pedro y San Pablo, precedida por un gran cartel que anuncia un concierto para esa noche. Se trata de un templo católico barroco al que se puede entrar libremente y por un donativo puedes conseguir una audioguía que te cuenta la historia de la iglesia y su cripta, donde se encuentra el sepulcro del fraile jesuita Skarga Piotr, impulsor de la construcción. Es la iglesia de mayor tamaño del centro de la ciudad teniendo en cuenta el aforo. En su fachada destacan las esculturas de los 12 apóstoles, que no son las originales, puesto que al estar muy dañadas fueron sustituidas por copias modernas. Tras realizar la visita compramos unas entradas para el concierto de esa noche, una representación barroca que realizaría una orquesta de cuerda.


Siguiendo por la misma calle se llega al Castillo de Wawel, una fortificación de color rojo que consta de varias edificaciones situadas alrededor de un patio. Habiendo sido Cracovia la capital histórica de Polonia este castillo fue la residencia oficial de los reyes. Durante la Ocupación Alemana se convirtió en la residencia del gobernador general de Polonia Hans Frank. Tras la guerra se abrió al público y hoy ofrece una serie de museos y colecciones independientes que puedes visitar por separado según tus intereses: las Salas del Estado, los Apartamentos Reales, la Exposición de Arte Oriental (donde podrás ver la colección de tiendas de campaña otomanas más grande de Europa) o la Guarida del Dragón, unas cuevas subterráneas de piedra caliza donde, supuestamente, se escondía el dragón (Smok, en polaco) que les da nombre. Como curiosidad decir que un fragmento de una de las columnas del castillo se encuentra en la entrada principal del Chicago Tribune Centre, un regalo a esta ciudad por tener la mayor colonia polaca fuera de Polonia.


Entre el castillo y el gran río Vístula se puede ver una curiosa estatua metálica de un dragón que lanza fuego cada cinco minutos. Fue levantada en 1970 como recuerdo de una de las leyendas más famosas de Polonia:
En tiempos del príncipe Krak (origen del nombre Cracovia) la desgracia llegó al país. Todas las noches los pastores perdían a sus animales y también empezaron a desaparecer algunos habitantes. Nadie sabía lo que estaba ocurriendo hasta que un niño descubrió a orillas del Vístula una cueva y dentro al durmiente dragón. 


El príncipe Krak, al enterarse, ofreció la mano de su hija, la princesa Wanda y la mitad del reino a quien acabara con el monstruo. Tras fracasar los más fuertes y valientes caballeros un zapatero llamado Skuba dijo tener la solución: rellenar la piel de una oveja con alquitrán y azufre y dejarla en la puerta de la cueva por la noche para que el dragón la devorase. A la mañana siguiente y tras comerse a la falsa oveja el dragón sintió mucha sed, se acercó al Vístula y bebió tanta agua que acabó reventando. Y así el humilde zapatero obtuvo medio reino y la mano de la princesa.
Siguiendo el curso del río hay un bonito paseo que se puede realizar tanto a pie como en bicicleta. En una explanada de hierba encontramos una serie de tumbonas en las que la gente toma el sol. Un cartel reza: túmbate gratis durante media hora y luego deja el sitio a otra persona. Así, caminando, entramos en Kazimierz, el barrio judío de Cracovia.


Kazimierz ha sido la comunidad judía más importante de Polonia desde el siglo XIV. Tras la Segunda Guerra mundial quedó drásticamente despoblada transformándose en una zona marginal y poco segura. Sin embargo, a día de hoy es un barrio bohemio y muy atractivo, lleno de cafés, galerías de arte y muchas expresiones callejeras de arte naïf. Ofrece también la posibilidad de visitar algunas sinagogas, ya que son muchas las que se encuentran distribuidas por el barrio. Nosotros escogimos la conocida como Sinagoga Temple, que se convertiría en el primer templo judío que visitáramos en nuestra vida. 


Es una edificación sencilla por fuera y muy colorida por dentro, con bancos y paredes rojas y techos con ornamentación dorada. El lugar más importante, el arca sagrada, flanqueada de cuatro columnas de mármol rojo es, naturalmente, el espacio más bonito de la sala. Lamentablemente no podemos apreciar toda la decoración interior puesto que se halla en obras y muchos de los espacios están tapados con plásticos negros. De hecho hay gente trabajando. Para entrar los hombres deben cubrirse la cabeza con la tradicional kipá que ellos mismos te facilitan a la puerta. La entrada cuesta 5zł.

Arca Sagrada

Paseamos por el barrio disfrutando del ambiente, descubriendo cosas curiosas que no nos esperábamos, como por ejemplo la antigua fábrica de máquinas de coser Singer transformada hoy en una cafetería muy peculiar. Nos topamos también con un mercadillo callejero en el que se vendía desde plantas y flores hasta antigüedades y artesanías. Aprovecho para hacerme con un vinilo de Rachmaninoff. 

Antigua fábrica de Singer

Elegimos para comer un restaurante muy agradable y acogedor donde tomamos unos platos que podrían ser de alta cocina por un precio irrisorio (17zł/persona). Dentro del local hay un patio interior acristalado en el que comemos al aire libre y a la vez a la sombra. 


Después de comer emprendemos el regreso, que no es corto y, una vez en el hotel, nos duchamos y cambiamos para ir al concierto en la Iglesia de San Pedro y San Pablo. 
Hoy hemos caminado sin para unas 17 horas, estamos destruidos. Mañana saldremos rumbo a Eslovaquia y volveremos tres días después para dedicar una última jornada a esta bella ciudad.

¡Hasta luego Cracovia!

CRACOVIA - Minas de Sal y Fábrica de Schindler

19 de Junio de 2013





Nos levantamos temprano y preparamos las mochilas. Desayunamos unos cafés con unos bollos de canela en una cafetería junto a la puerta Florianska y nos dirigimos hacia la parada de autobús 304 en las cercanías de la Galería Krakowska. 


Wieliczka es un distrito a las afueras de Cracovia, a unos 20 o 30 minutos del centro. Es un barrio muy verde de casas bajas y cuyo único interés turístico son las minas de sal, las cuales han propiciado cierta prosperidad en los alrededores: cafeterías, restaurantes, tiendas de souvenirs..., aunque la actividad más importante de la zona sigue siendo la extracción de sal, puesto que la mina sigue en activo. 
La conocida como Catedral de la Sal se encuentra a una profundidad de más de 300 metros y sus galerías alcanzan los 300 kilómetros, aunque sólo son visitables 3,5. Sólo están permitidas las visitas con guía, por lo que tienes dos opciones: contratar un guía de forma individual o acoplarte a uno de los grupos que vayan a realizar la visita (hay un horario de pases en distintos idiomas). Nosotros nos esperamos un rato para unirnos a un grupo con guía en español. Junto a nosotros, otros españoles, algunos argentinos, un numeroso grupo religioso de curas y monjas mejicanos y también unos ciclistas italianos que al no haber pase en su idioma se unieron al nuestro. Nos llamaron mucho la atención porque eran unos veteranos que, según nos contaron, cada año realizaban la vuelta en bicicleta a un país europeo. 

Patio de entrada a las Minas de Sal

Lo primero que hacemos es bajar unas interminables escaleras de caracol que nos llevarán a casi 300 metros bajo tierra (aproximadamente unos 15 minutos bajando a ritmo moderado). 
Al comienzo del recorrido, una estatua de Goethe esculpida en sal. Nos explican que todo lo que vamos a ver ha sido hecho por los mineros que llevan trabajando allí desde el siglo XIII, esculpido exclusivamente en este material, incluso una inmensa capilla con sus bancos, escaleras, altar y una gran estatua del Papa Juan Pablo II (que, de hecho, visitó este lugar). También los candelabros que iluminan la estancia son hechos en sal. 

Capilla de San Kinga

Las galerías, húmedas y oscuras, nos llevan a un lago en el que, en ocasiones, se realizan conciertos de música clásica. Hacia el final del recorrido hay una especie de restaurante-buffet en el que puedes comprar bocadillos y bebidas y donde almorzamos. Aquí la guía se despide de nosotros. Unos metros más adelante un ascensor nos lleva otra vez a la superficie. 


Ya de regreso en Cracovia nos disponemos a tomar el tranvía para visitar la fábrica de Oskar Schindler. De hecho, la fábrica está algo alejada de la estación en la que nos bajamos
, por lo que primero hay que callejear por unos barrios residenciales. Hora de consultar el mapa. Oh, oh… Busco por todos los rincones de la mochila pero nada. Me lo he debido dejar olvidado en el tranvía. A ver si es verdad que preguntando se llega a Roma. 
Hace mucho calor y son las 18:30. En la calle muy poca gente a la que preguntar. Aún así, por pura suerte, al girar una esquina nos encontramos con el famoso edificio. ¡Menos mal!

Entrada a la fábrica

Aunque la historia de Oskar Schindler es harto conocida (en particular gracias a la película La lista de Schindler), para quienes no sepan quién fue les comento un par de datos que es importante saber antes de visitar este lugar.
Oskar Schindler fue un empresario alemán que durante la ocupación nazi de Polonia compró una fábrica de ollas. Con el propósito de conseguir mano de obra barata comenzó a emplear judíos procedentes del campo de trabajo de Plaszow. Es decir, en principio sus intereses eran puramente de negocios. Sin embargo, al conocer la situación que sufría este colectivo comenzó pidiendo permiso a las autoridades para que los obreros pernoctaran y comieran en la fábrica y al final terminó empleando tanta mano de obra que su negocio empezó a dar pérdidas. Por ese motivo pasaron de fabricar ollas a fabricar munición para la guerra. La empresa se había convertido en una fórmula para salvar vidas. Se calcula que consiguió rescatar a más de 1.200 personas.


La fábrica a día de hoy acoge un museo llamado Cracovia bajo la Ocupación Nazi. Y aunque la muestra es interesante, lo más llamativo es la forma en la que está ambientado. Puedes recorrer un pasillo zigzagueando entre banderas nazis, pasar de una habitación a otra a través de las puertas de un vagón de tren de los campos de exterminio, meterte en un cubículo de paredes transparentes completamente relleno de las ollas fabricadas allí o entrar en un enorme cilindro simulando un gigantesco periódico en el que puedes leer el nombre de todas las personas que fueron rescatadas por Schindler.
Hay también muchísimos carteles, periódicos de la época, curiosas propagandas anticomunistas y el despacho en el que Oskar trabajaba con sus efectos personales.

Escritorio de Oskar Schindler

El precio de la entrada son 19zł.
Al finalizar el recorrido hay una sala de descanso donde puedes dejar tus impresiones en un libro de visitas.

CRACOVIA - Primeras impresiones

18 de Junio de 2012




Aún no ha amanecido y ya estamos camino del aeropuerto. Barajas está prácticamente vacío. Los pocos viajeros que nos encontramos bostezan arrastrando sus maletas. Es mi cumpleaños y lo comienzo con un café de máquina mientras esperamos en la cola de la puerta de embarque.
El vuelo con Ryanair no tiene sorpresas: sale con retraso, el desayuno en el avión nos cuesta un ojo de la cara y el aterrizaje en Cracovia es, por definirlo educadamente, poco elegante ;)
El Aeropuerto Juan Pablo II (el nombre es un anticipo de la que será una presencia constante del difunto Papa) es pequeño pero muy moderno. Nada más pasar la aduana unas pegatinas de colores te guían hasta la parada de autobús que te llevará de forma gratuita hasta la estación más cercana de tren. Nos llama la atención un grupo numeroso de jóvenes voluntarios que en distintos idiomas ofrecen ayuda a los turistas. No sabemos si este servicio es habitual o si se debe a la celebración de la Eurocopa en el país. 
Lo primero que hacemos es cambiar algo de dinero, aunque sabemos que el cambio en el aeropuerto nunca tiene buenos precios, porque el transporte hasta el centro hay que pagarlo en la moneda local: zloty (el plural es zlote).
Una vez el autobús se llena nos traslada apenas unos mil metros hasta una estación que parece estar en medio de la nada. Es Kraków-Balice Airport. Allí nos recoge un tren ligero. En el interior una mujer cobra los billetes mientras el coche atraviesa una zona boscosa rumbo al centro de la ciudad. Por 10zł cada uno nos plantamos en la estación central de Kraków Glówny. Mapa en mano nos disponemos a encontrar el hotel. 

Kraków Glówny

Junto a la estación hay un enorme centro comercial: la Galeria Krakowska, que según dicen es un lugar idóneo si te gusta ir de compras. Por supuesto nosotros no lo visitamos porque si no somos asiduos a centros comerciales en nuestro país muchísimo menos cuando salimos fuera.
Al salir recibimos un golpe de calor y humedad que desde luego no esperábamos en esta zona de Europa. Tanto es así que cuando llegamos al hotel la recepcionista se apiada de nosotros y lo primero que hace fue ofrecernos agua fresca. 
El Biskupia Yourplace Apartements no es ni mucho menos la opción más barata de la ciudad pero ya sólo por su ubicación merece la pena: a 200 metros del casco antiguo y a 700 de la famosa Puerta Florianska. 
Nos alojamos. El calor ha hecho mella en mí que, además, he viajado sin dormir. Me hecho una siesta mientras mis padres salen a comprar algo para almorzar. Vuelven al rato con una pizza y unos refrescos. Tras comer y descansar un rato salimos a conocer la ciudad.
Cracovia tiene uno de los cascos antiguos mejor conservados que he visto. ¿La razón? Está rodeado de un anillo verde, un parque que lo protege. En su interior no se permite el tráfico salvo los servicios de emergencia, taxis y unos pequeños vehículos que se anuncian como city tours. Se trata de unos coches eléctricos que ofrecen diferentes recorridos, cubiertos por un toldo en el que puedes ver los idiomas disponibles en las audioguías y los lugares por los que pasan. Una opción interesante si no estás en forma para patearte la ciudad.

Parque en torno al casco antiguo

Saliendo del hotel nos dirigimos al parque que antes mencionamos y a la primera oportunidad nos metemos a callejear buscando una casa de cambio. La primera parada interesante que hacemos frente a la Iglesia de la Transfiguración, un edificio sencillo de color blanco precedido de dos bustos.

Iglesia de la Transfiguración

Siguiendo por esa calle nos sumergimos en ulica Florianska, la calle más famosa de la ciudad. Se trata de un agradable recorrido de unos 350 metros repleto de comercios que va desde la Puerta Florianska hasta la Plaza del Mercado. Es uno de los mejores lugares para cambiar dinero. Como consejo compara precios, pues de una a otra casa de cambio hay muchísima diferencia y ni se te ocurra cambiar en domingo o festivo porque los precios son de robo.

Puerta Florianska

La Puerta Florianska es la entrada más emblemática de la ciudad, data del siglo XIV y a ambos lados conserva un fragmento de la antigua muralla que la rodeaba.
Una vez en la Plaza del Mercado lo primero que nos llama la atención son dos inmensos edificios que se encuentran uno al lado del otro: la Basílica de Santa María y el Sukiennice (traducido al español como mercado o lonja de los paños).


Plaza del Mercado

La plaza es en sí un gran atractivo turístico. Con 40.000 metros cuadrados es la plaza medieval más grande de Europa. En ella puedes ver el ir y venir de turistas y lugareños, vendedores ambulantes, calesas…, pero lo que más nos atrajo en ese momento fueron las numerosas terrazas donde puedes disfrutar de una cerveza bien fría contemplando el movimiento. En casi todos los lugares por 4zł te sirven una jarra de medio litro de cerveza nacional. La primera que probamos fue la Zywiec sentados frente a la Torre del Ayuntamiento. Estando allí escuchamos una melodía de trompeta proveniente del campanario de la Basílica de Santa María, situada en el otro lado de la plaza. Después descubrimos que esta ceremonia, que se realiza cada hora, guarda una interesante historia:

Torre del Ayuntamiento

Corría el siglo XIII y la sombra de una invasión tártara se cernía sobre la ciudad. Un día Hejnal Mariacki, el vigilante apostado en lo alto del campanario, divisó a los temidos invasores. Como mandaba el protocolo hizo sonar la melodía que alertaría a la población. Pero de repente el sonido de la trompeta se apagó de forma brusca. Una flecha tártara había alcanzado al trompetista y le había dado muerte. Sin embargo, gracias a su aviso la ciudad pudo repeler el ataque y, desde entonces, como homenaje, un músico hace sonar la trompeta cada hora repitiendo la melodía que Henjal tocó y deteniéndose bruscamente en la nota justa en la que fue abatido. Como curiosidad decir que en el único período en el que no se realizó esta ceremonia fue durante la ocupación alemana entre 1939 y 1945.

Campanario de la basílica

La otra visita indispensable del lugar es el Sukiennice o Lonja de los Paños, un inmenso edificio alargado de arquitectura renacentista donde se agolpan los comercios, antiguamente mercaderes de ropa y en la actualidad tiendas de souvenirs.
El mercado es tan antiguo como la plaza (data del siglo XIII aunque debido a un incendio en 1555 el edificio actual es muy posterior al original. Lo más interesante de visitarlo no son tanto las compras sino disfrutar de la belleza arquitectónica.


Como primera toma de contacto por hoy ha sido suficiente. Volvemos al hotel a descansar y a prepararnos para un largo día mañana.


CRACOVIA - Introducción



Se acerca mi 18 cumpleaños y para celebrar mi mayoría de edad mis padres, conociendo mi gusto por los viajes, me dan a elegir entre unos días en San Petersburgo solo (llevo tiempo con ganas de hacer un viaje en solitario) o una visita a la ciudad polaca de Cracovia los tres juntos.
Debido a que el curso siguiente comenzaría a estudiar ruso prefiero aplazar el viaje a San Petersburgo para cuando pueda hablar el idioma.


Disponemos de un presupuesto para recorrer Cracovia y alrededores durante aproximadamente una semana. Teniendo en cuenta que Cracovia es una ciudad pequeña y que probablemente sobrará tiempo, les propongo alquilar un coche y cruzar la frontera de Eslovaquia para visitar los Altos Tatras, zona que probablemente no tengamos oportunidad de conocer en otra ocasión. Les encanta la idea.
El diario de viaje que sigue a este post se centra exclusivamente en la ciudad de Cracovia y sus alrededores. Posteriormente añadiré otro apartado para contar la visita al norte de Eslovaquia.
Sacamos los billetes con dos meses de antelación. Tres pasajes directos con Ryanair por 346,67€, aunque probablemente nos habrían salido más baratos si no hubiese coincidido con la celebración de la Eurocopa 2012. 

sábado, 13 de junio de 2015

Bulgaria para vegetarianos


Como vegetariana y viajera, siempre me pregunto si encontraré dificultades a la hora de comer en el país que voy a visitar. Si este es tu caso, aquí te dejo mis impresiones y mi experiencia sobre Bulgaria. 
Como no tenía idea sobre gastronomía búlgara, antes de salir, como de costumbre, estuve buceando en internet en busca de platos búlgaros libres de carne. Para mi sorpresa, encontré unos cuántos. Eso sí, si eres vegano, has de tener en cuenta que muchos platos de la cocina de este país se preparan con yogurt o con queso sirene. Pero así y todo, seguro que encontrarás opciones a tu medida. 

Tursu

Los desayunos suelen ser copiosos e incluyen pan, aceite de oliva, yogurt, queso, mermelada, café o té, que no suelen servir con leche salvo que lo pidas expresamente. Probé también una especie de tarta hecha con masa filo puesta en capas y rellena de sirene, una exquisitez, aunque muy pesada. 
El pan me resultó especialmente rico. Lo sirven casero, preparado al momento y generalmente condimentado con ajo y perejil, o con un condimento propio de allí llamado sharena sol, que me encantó y del que me traje dos frascos. 
Hay sopas de verduras y de legumbres (sobre todo de alubias blancas) y también una sopa fría de yogur y pepino llamada tarator, especial si vas en verano. Nosotros viajamos en invierno y la verdad, la sopa caliente resultaba reconfortante. Yo, para curarme en salud, preguntaba antes de pedir si el caldo de la sopa no llevaba nada de carne o pollo y sólo en una ocasión me encontré con un saborcito que me hizo sospechar llevaba algo más. No tuve que devolverla. Se la tomaron mis compañeros de viaje. 
En cuanto a ensaladas, encontrarás variedad y buen sabor. Por ejemplo la shopska hecha a base de tomates, pepinos, cebolla y olivas. 
El mish-mash es un revuelto de huevos y verduras. En algunos restaurantes le ponen trozos de carne pero suele haber la versión de sólo verduras casi siempre. 
Lyutika es un plato tradicional popular. Se compone de una variedad de vegetales salados o troceados. La preparación básica consiste en pimientos horneados, tomates, ajo, cebolla y aceite vegetal usualmente pisados con un mortero.  Habitualmente se agrega perejil picado. Se sirve frío.
El tursu es un plato de verduras variadas encurtidas que se sirve generalmente como acompañamiento, pero que puedes pedir sólo y es muy sabroso. 
También puedes pedir parrilladas de verduras o verduras al horno. Yo las comí en varias ocasiones. 
El sarmi son unos rollos rellenos de arroz envueltos en hojas de col y guisados en una salsa de tomate (una variante del sarmale rumano). Los hay con carne y arroz pero también son comunes con arroz sólo. 
Si comes huevos hacen también muy ricos omelettes bien especiados o con queso sirene si lo pides. 
El ogreten es una especie de pastel de patatas al horno. 
Halva es un dulce hecho a base de pasta de sémola. 
El garash es un pastel tradicional de nueces y chocolate. 

El idioma es un problema, porque salvo en lugares turísticos (y Bulgaria no es muy turística) la gente no habla inglés (si hablas algo de ruso lo tendrás más fácil), pero siempre puedes hacerte entender por el idioma universal de las señas o los dibujitos en papel. En cuanto lo consigues, en cualquier lugar se desvivirán para atenderte y ofrecerte opciones a tu gusto. A mí, en varias ocasiones me prepararon platos fuera de la carta y siempre con mucho esmero. 
La mayoría de las personas mayores habla el ruso, y casi todos lo entienden perfectamente. Aquí tienes un par de frases en ruso que pueden servirte de ayuda si quieres llevarlas escritas o aprender a pronunciarlas: 

Я не ем ни мясо ни курицу ни рыбу – No como carne, pollo ni pescado. 
Ya nye yem ni myasa ni kuritsu ni ribu.

Я вегетарианец – Soy vegetariano. 
Ya veguetarianets

Я вегетарианка – Soy vegetariana. 
Ya veguetarianka