9 de Enero de 2015
Primera
sorpresa de la mañana. Queremos salir del hotel y estamos encerrados. No hay
recepcionista, no hay nadie en el bar y la puerta está cerrada con llave.
Después de dar muchas vueltas y hasta tantear una ventana descubrimos una
puerta trasera y podemos escapar.
Segunda
sorpresa de la mañana. La rampa de salida del parking es un bloque de hielo.
Tras varios resbalones, algún empujón y la certeza de que al final terminaremos
rayándolo contra los muros, conseguimos salir con el coche indemne. Ahora sí,
ponemos rumbo al recóndito Monasterio de Glozhene.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xfp1/v/t1.0-9/10922693_1063285460364089_8479897979249250538_n.jpg?oh=b18705289804927fc5d4b4b3d69a2b16&oe=55DA5A59)
Río al fondo del Hotel Fedora
A pocos
kilómetros de Ribaritsa desayunamos en una preciosa mejana unas banitsas y café
con leche tipo expreso.
Siguiendo
la carretera 358 rodeando una cadena montañosa conseguimos encontrar el camino que
sube al monasterio. La experiencia es increíble, pero dudo que la repitiésemos.
Una carretera estrecha, cubierta de nieve, congelada por tramos, que de un lado
ofrece una pared escarpada y del otro un precipicio del que no se ve el fondo.
Subimos continuamente acelerando porque frenar supone que el coche comience a
deslizarse hacia atrás, carretera abajo.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xpa1/v/t1.0-9/10923334_1063285700364065_5789361649583320887_n.jpg?oh=6ba5313f3d0322b3dde744ef504f8982&oe=55E5D98A)
Con el
susto en el cuerpo llegamos para descubrir que la aventura merece la pena.
El enclave
es inmejorable. El monasterio se alza en la cima de la montaña junto a una
garganta. Las vistas son espectaculares.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xpf1/v/t1.0-9/10906004_832620076776615_1978871822381095457_n.jpg?oh=8f8840e2d816deb8ad9e03005af71a9c&oe=55D5BA5D)
Vistas desde el monasterio
Construido
en piedra y madera en el siglo XIII, es un monasterio ortodoxo sencillo, aunque
dentro de la iglesia, como es habitual, nos encontramos con preciosos frescos
pintados en paredes y techos. No encontramos un alma, salvo un gato que a la
puerta del monasterio sale a recibirnos y nos acompaña durante todo el camino.
Recorremos los patios interiores, entramos a la iglesia, no hacemos allí
fotografías porque hay un cartel que lo prohíbe a la puerta, pero no hay nadie
vigilando. La tienda de suvenirs, con innumerables objetos de regalo y las
habituales velas hechas a mano, tiene los precios puestos en cada artículo y
una caja con monedas para que tú mismo te cobres. Pensamos en encender alguna
vela, puesto que no había ninguna encendida dentro del templo, pero no somos
capaces de encontrar ni cerillas de un encendedor. A forma de colaboración
compramos un pequeño librito de oraciones y seguimos camino. A la salida el
gato nos acompaña hasta el coche.
![](https://fbcdn-sphotos-a-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xaf1/v/t1.0-9/10933833_1063286197030682_117601049344325248_n.jpg?oh=85a6af3f6131f5822bce9977ef4fb021&oe=55E59E2C&__gda__=1439874973_52717c9e962eb3b3215ac32713e684ff)
Tras un
descenso mucho más sencillo nos ponemos camino de Prohodna, el punto más al
norte del país que visitaremos.
La llegada
a la zona resulta dificultosa por el estado de la carretera, la peor que
recorrimos en todo el viaje. Pero una vez allí lo verdaderamente complicado es encontrar
la entrada a las cuevas. Ninguna guía ni blog de viajes menciona estas cuevas.
Las encontramos por casualidad en una página de turismo natural de Bulgaria.
Se
encuentran cerca del pueblo de Karlukovo, y aunque allí nos indican (en búlgaro)
cómo llegar, no existe ninguna señalización ni nada que haga suponer por dónde se
accede a ellas.
Tercera
sorpresa del día: el coche huele como en las bodegas que visitamos en Melnik.
Tras comprobar que esa zona no es vitivinícola abrimos el maletero. Oh,
sorpresa. El vino que habíamos comprado se ha congelado en la noche anterior y
el tapón de una de las botellas ha saltado. Por más que limpiamos y secamos con
pañuelos y servilletas de papel devolveremos el coche con olor a vino. ¡Qué
pensarán en Enterprice!
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xpf1/v/t1.0-9/10930996_1063287460363889_5915491276527979266_n.jpg?oh=91a799928ca20f9430f098901bd3ad83&oe=5597CC6B)
Intentando, sin éxito, quitar el olor a vino
Finalmente,
hambrientos y descartando la posibilidad de verlas, paramos a comer en un hotel
restaurante que igual que el monasterio parece abandonado. Tenemos que bajar
dos pisos siguiendo el sonido de una radio para encontrar a la recepcionista,
el cocinero y el camarero sentados a una mesa conversando. Tras confirmarnos
que está abierto nos atienden de una forma impecable y nos sirven una comida
exquisita. El hotel se recuesta a la montaña utilizando las paredes de la misma
como parte de su construcción y decoración. Las vistas son preciosas.
![](https://fbcdn-sphotos-e-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xfp1/v/t1.0-9/10599317_1063287603697208_7857375182430178265_n.jpg?oh=be9fbce31b84a5e095a8af61fd411f4c&oe=55D493E6&__gda__=1439769526_ae7720067432e275e1cc7a7a5b5ff331)
Vistas del Hotel
Al salir, y
por pura casualidad, descubrimos un pequeño cartel en búlgaro que indica el
camino a las cuevas.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xap1/v/t1.0-9/10378547_1063289463697022_5468416470827901741_n.jpg?oh=1d825e5678d86d6f56cb821fc75ce193&oe=55D6FDB3)
Literalmente: "Cuevas Prohodna p'allá"
Nos ponemos en camino. El recorrido es una mezcla de
espinas, alguna subida dificultosa entre rocas, barro y nieve. Durante el
camino oímos fuertes ruidos que parecen explosiones o disparos. Pensamos que
nos hemos metido en una zona de caza. Tras media hora avistamos la entrada de
la cueva.
![](https://fbcdn-sphotos-f-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xtp1/v/t1.0-9/10906483_832623416776281_3114881614708171532_n.jpg?oh=5f43a12d5ffcc31191f7a3d0a00a54b4&oe=55D2CB4A&__gda__=1440757116_9c708b4e3ba29d504247e9eae094fc7d)
Entrada a la cueva
Se trata de
una caverna muy amplia, con entrada y salida a cada uno de los lados de la
montaña. Es conocida por dos aberturas que tiene en el techo que mantienen la
cueva iluminada. A esos agujeros se les llama “los Ojos de Dios”.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xpf1/v/t1.0-9/10931066_832623793442910_8317700304189919340_n.jpg?oh=c2ee5f3e527782bd2d9cb1821ace9c4d&oe=55C317DD)
Los Ojos de Dios
Una vez
dentro nos damos cuenta que el techo está completamente cubierto de
carámbanos, que con el calor de estos días se están derritiendo. En
consecuencia, cada pocos minutos cae alguno del techo. Los más grandes producen
un ruido infernal que es lo que creímos eran disparos. Hacemos el recorrido con
muchísimo cuidado, puesto que algunas de ellas son enormes, y un golpe podría
resultar fatal. Mi madre se pasea por el lugar con los guantes de nieve sobre
la cabeza, como si pudieran amortiguar tamaño golpe JJ
![](https://fbcdn-sphotos-h-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xtp1/v/t1.0-9/10920944_1063288820363753_2987047865596869412_n.jpg?oh=c60482d6c1130d02e5850b862af06e17&oe=55D03163&__gda__=1440906565_7e6a58f8fee9f368454ae3fc4ccbc5c1)
Fragmento de un carámbano
Mañana volveremos a Sofía y visitaremos, antes de volar a casa
el Museo de arte socialista
Mañana volveremos a Sofía y visitaremos, antes de volar a casa
el Museo de arte socialista
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