domingo, 3 de mayo de 2015

BULGARIA EN INVIERNO - Rumbo a Tryavna

6 de Enero de 2015



         Desayunamos en la sala común. Cogemos el coche y, mapa en mano, ponemos rumbo a un nuevo destino: el pueblo de Tryavna. Salir de la ciudad no resulta fácil, pero tras una parada en una gasolinera para preguntar nos ponemos camino a Karlovo. A medida que vamos avanzando hacia el norte va reapareciendo nuevamente nieve. Así, cuando llegamos a Shipka está completamente nevado.



         Shipka es un pequeño pueblo en la falda de la montaña donde se libró una importante batalla en la Guerra de Independencia entre las tropas rusas y otomanas. Como resultado de este enfrentamiento se levantó la famosa Iglesia de Shipka, la iglesia rusa más grande de Bulgaria.

Iglesia Rusa entre los abetos


         Accedemos a la iglesia por una escalinata cubierta de nieve. A través de las copas de los árboles se puede entrever la belleza arquitectónica que nos espera. Una vez dentro, prácticamente solos, aprovechamos que es, previo pago, la única iglesia en la que nos dejarán hacer fotos.

Interior de la Iglesia Rusa


         Almorzamos en un restaurante que está justo enfrente y nos volvemos a poner en marcha. Comenzamos a subir por unas carreteras que serpenteaban entre árboles cubiertos de nieve. Algo más adelante en el camino hay una cafetería junto a una doble salida, ambas impracticables con el coche: una hacia la antigua sala de congresos comunista de la Buzludja, a 12 kilómetros de distancia; y otra hacia el Monumento de la Libertad a 1,5km. Obviamente descartamos la primera, por más interesante que nos parezca. Decidimos subir al monumento, pero no iba a ser tan fácil. Antes hay que subir 980 escalones (al menos fueron los que contamos).

 
Subida al Monumento a la Libertad


          Sin embargo la subida es espectacular y las vistas merecen la pena. El monumento es una torre flanqueada por leones y rodeada de una serie de esculturas de temática belicista. El viento es tan fuerte que la llama que se supone debía ser eterna está apagada. Es el lugar en el que pasamos más frío de todo el viaje sin duda.

Monumento a la Libertad


         Tras bajar no hubo más remedio que calentarnos el cuerpo con dos vodkas y un chocolate caliente en la cafetería. La nieve ya no desaparecería. Llegamos a Tryavna al anochecer. Para encontrar el hotel paramos a preguntar en una mejana llamada Starata Kûshta. Nos explican cómo llegar y tras instalarnos vamos a cenar a ese mismo lugar. No sería la última vez que iríamos.


Al siguiente día descubriremos un pueblo de postal: Tryavna 


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