31 de Diciembre de 2014
La alarma
del móvil suena. Son las 8:00. Normalmente solemos levantarnos antes, pero
hemos dormido unas cuatro o cinco horas y estamos molidos. Nos duchamos,
preparamos las mochilas y el abrigo y a las 9:30 estamos en la calle. Salimos
con medias térmicas, buen abrigo, gorro y guantes de nieve. Hacen -11ºC y
comienza una doble Odisea: encontrar una cafetería donde desayunar y llegar a
pie al centro de la ciudad (a unos 10 minutos). Caminamos calle tras calle y
vemos decenas de lugares donde venden café y almacenes donde puedes comprar
bollería y demás, pero ninguna cafetería donde sentarse al calor de la
calefacción y sacar el mapa. A lo mejor si hubiéramos hecho eso nos habríamos
dado cuenta de que ¡vamos en la dirección equivocada! Tras caminar esquivando
montañas de nieve en un barrio de jruschovskas durante 15-20 minutos decido
preguntar a un hombre mayor (en ruso) por la estación de metro de Serdika, en
el centro de la ciudad, y nos envía por una calle perpendicular en la que nos
encontramos la estación… ¡de Konstantin Velichkov!
Nos metemos
en el metro y pasamos por un puesto de pizza que te hace la boca agua. Sin
desayunar todavía no podemos evitar comprar una enorme porción. Una delicia.
Mil veces mejor que las de Telepizza y por sólo 1,80Lv.
![](https://fbcdn-sphotos-c-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xpa1/v/t1.0-9/1544431_1059548170737818_2108814131675561239_n.jpg?oh=976299ca3d8041aa6cb5b6f138fc9d6d&oe=55CD1144&__gda__=1439401724_6e7115d00536d276af7e1206597f8b37)
Estación de Serdika
Con el
estómago lleno entramos en la estación y tomamos el metro. Cuando salimos en
Serdika nos topamos con una cafetería del grupo Illy. Muy moderna y limpia, con
unas magníficas vistas de Sveta Nedelya (Santo Domingo), aunque bastante cara:
tres cafés con leche (fría) y una galleta de avena, casi 10Lv.
Lo primero
que nos encontramos al salir de la cafetería es la estatua de Santa Sofía sobre
un inmenso pedestal. Es un monumento bastante moderno, del año 2000, puesto que
sustituye la antigua estatua de Lenin, omnipresente en los países del Bloque
Oriental. A la izquierda, la inmensa Casa del Partido Comunista, un hermoso
edificio de granito gris y columnas de estilo neoclásico que actualmente acoge
las oficinas de los parlamentarios.
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Estatua de Santa Sofía y Casa del Partido Comunista
Cruzando el
paso subterráneo del bulevar Todor Alexandrov hacia Sveta Nedelya pasamos por
una pequeña casa de licores. “Estaría bien un chupito de vodka, ¿eh?”, le
pregunto a mi padre, quien sin pensarlo enfila hacia la tienda. Coge una
botellita de 200ml y pregunta a la dependienta:
_“¿Vodka?
_“Rakya”_, contesta. Pagamos por ella 2,60Lv y nada más
salir le pego un trago. A pesar de sus 40º a esas temperaturas entra de forma
espectacular.
![](https://fbcdn-sphotos-g-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xtp1/v/t1.0-9/10931380_1059550284070940_7391952729204276325_n.jpg?oh=9947c7cb7c88f6826186dd368000e952&oe=55DA1B53&__gda__=1436050549_1be8536b0f5dd7e49849f210721465c0)
Bulgarizándome ;)
Con el cuerpo más caliente entramos en Sveta Nedelya, una
hermosa iglesia del siglo XIX, reconstruida tras un intento de atentado contra
la familia real en 1925. Los frescos, algunos de ellos realizados en la década
de 1970, están muy dañados por la costumbre de encender velas como forma de
devoción, algo muy típico en Bulgaria y que sin duda le da al lugar un toque
muy místico, pero que acelera el ennegrecimiento de las paredes. De todas
formas la experiencia es muy agradable. Muy poca gente, un sacerdote recitando
unos versos en una esquina y una anciana fregando pacientemente los suelos de
mármol.
Sveta Nedelya
Al lado de Sveta Nedelya está el edificio de la
Presidencia, que nuestro taxista nos enseñó la noche anterior. La entrada
oficial permanece custodiada las 24 horas por dos soldados que cada hora hacen
un cambio de guardia. Un espectáculo que tiene lugar justo en el momento en el
que llegamos.
Bajando por la calle Saborna llegamos al jardín de la
Ciudad de Sofía, completamente blanco, donde se encuentra la Galería de Arte,
un edificio de color rojo rodeado por algunas esculturas interesantes. Girando
la esquina nos topamos con el hermoso Teatro Ivan Vazov, probablemente el
edificio neoclásico más fabuloso de la ciudad. Sobre las blancas columnas vemos
un frontón con Apolo rodeado de musas. A los laterales, dos torres de color
rosado coronadas por cuádrigas. Ivan Vazov es el poeta más importante de
Bulgaria y un héroe nacional.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xpa1/v/t1.0-9/10363607_1059549737404328_3478678024703676569_n.jpg?oh=8fc109a8b93808ff23122566d97bf8c9&oe=55C27B6B)
Teatro Nacional Ivan Vazov
Siguiendo la calle con su nombre pasamos por su
casa-museo y más allá llegamos a un parque completamente nevado, donde los
niños se tiran en trineo desde unos montículos de nieve. En el centro del
parque está el Monumento al Ejército Rojo, el más hermoso grupo escultórico
comunista de Sofía. Sobre un pilar con escenas de la Revolución Rusa y la II
Guerra Mundial se alza una estatua de un soldado del Ejército Rojo acompañado de
un obrero y una campesina con un niño en brazos.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xat1/v/t1.0-9/10931225_1059550924070876_4189441611433974539_n.jpg?oh=8087bb66586194d43174019a4382855c&oe=55D5682D)
Monumento al Ejército Soviético
Al norte, cruzando el paso subterráneo del bulevar Tsar
Osvoboditel hacia Alexander Nevsky, no podemos evitar entrar en una hermosa
librería (en Bulgaria hay muchísimas en todas las ciudades y poblaciones) donde
tuve una agradable charla con una dependienta que hablaba ruso y donde
compramos un mapa de carreteras que nos sería muy útil en los días siguientes.
Cuando se lo pedí tras nuestra pequeña conversación me trajo uno en cirílico,
lo que me alegró bastante. A mi vanidad le gustó que una mujer con la que
acababa de hablar en ruso creyera que me interesaría más un mapa escrito en su
alfabeto que en el mío. Así, cuando después me ofreció si prefería uno en
inglés lo rechacé, haciéndome el único responsable del mismo, puesto que mis
padres no lo entienden.
Finalmente llegamos a Alexander Nevsky, el Símbolo de
Sofía. Fue construido entre 1882 y 1924 por los rusos tras expulsar a los
otomanos de esas tierras. Por eso lleva el nombre de un personaje sin ninguna
relación con Bulgaria: Alexander Nevsky, el héroe que expulsó a los teutones de
Rusia en el siglo XIII. De estilo neobizantino, tiene dos tipos de cúpulas: las
recubiertas de oro y las de bronce, que han adquirido un color verdoso con el
paso de los años. Al igual que en Sveta Nedelya, las velas han ennegrecido las
paredes. Nos sentamos a admirar el Trono del Zar y a mirar cómo un sacerdote persigue
a los visitantes para que se quiten los gorros.
![](https://fbcdn-sphotos-e-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xfp1/v/t1.0-9/10406585_826078984097391_1694955069672873945_n.jpg?oh=78198c87cc56137d8ed37f03a7b76140&oe=55C53FA3&__gda__=1440288042_a845ed821fe316ba792d3843b2017528)
Alexander Nevsky
Ya empezamos a tener hambre, por lo que salimos a buscar
un sitio donde almorzar. Lo hacemos en un restaurante llamado Krivoto, en una
de las calles que rodea al bulevar Knyaz Alexander Dondukov. Comemos muy bien:
unas riquísimas lasañas en vasijas de barro, una ensalada con queso sirene,
cervezas y café por 13Lv/persona.
Salimos a
las 16:30, pero el sol ya está cayendo. Cada vez hace más frío y, lo que es
peor, empieza a soplar el viento. Así, decidimos meternos en el Mercado
Central.
Sofía no es
una ciudad navideña. La decoración es casi nula y prácticamente no hay gente en
las calles. Todo lo contrario pasa en el Mercado Central. Es como entrar en un
mundo diferente: gente por todas partes, tiendas exquisitamente decoradas, en
el centro un enorme árbol de navidad y a sus lados, una fuente y una cafetería.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xap1/v/t1.0-9/10931225_1059552827404019_6553909009019404107_n.jpg?oh=8da8833f31da91838626020fef6a8fa6&oe=55CA3D94)
Mercado Central, el mayor ambiente navideño de Sofía
Pasamos el
resto de la tarde ahí dentro, comprando algunas cosas, incluida nuestra cena de
Fin de Año que subimos al hotel: cordero relleno, verduras asadas y risotto.
Suerte que mi mochila es térmica. Aprovechamos también a comprar algunos
regalos: jabones y esencias de rosas de gran calidad, ya que son típicas del
país. De camino paramos por una de las tantas tiendas que se anuncian como
“Alcohol y tabaco” para comprar una botellita de Baylis y una Coca-Cola.
Nuestra particular forma de celebrar el nacimiento.
Llegamos al
hotel y mi padre coloca la Coca-Cola en el alfeizar de la ventana para
mantenerla fría. Nos duchamos. La saca. Está congelada. Pongo la tele y están
dando “La que se avecina” doblada al búlgaro. Creo que me voy ya a la cama.
Este año ya no da más de sí.
![](https://fbcdn-sphotos-g-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xpf1/v/t1.0-9/15195_1059553364070632_4799357782735769269_n.jpg?oh=296af8602e6aa0b1fcf739a130785a81&oe=55C0C536&__gda__=1435985370_ef1c21fccfc5072f4f7294e61d6141ff)
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