domingo, 3 de mayo de 2015

BULGARIA EN INVIERNO - Sofía

31 de Diciembre de 2014        



          La alarma del móvil suena. Son las 8:00. Normalmente solemos levantarnos antes, pero hemos dormido unas cuatro o cinco horas y estamos molidos. Nos duchamos, preparamos las mochilas y el abrigo y a las 9:30 estamos en la calle. Salimos con medias térmicas, buen abrigo, gorro y guantes de nieve. Hacen -11ºC y comienza una doble Odisea: encontrar una cafetería donde desayunar y llegar a pie al centro de la ciudad (a unos 10 minutos). Caminamos calle tras calle y vemos decenas de lugares donde venden café y almacenes donde puedes comprar bollería y demás, pero ninguna cafetería donde sentarse al calor de la calefacción y sacar el mapa. A lo mejor si hubiéramos hecho eso nos habríamos dado cuenta de que ¡vamos en la dirección equivocada! Tras caminar esquivando montañas de nieve en un barrio de jruschovskas durante 15-20 minutos decido preguntar a un hombre mayor (en ruso) por la estación de metro de Serdika, en el centro de la ciudad, y nos envía por una calle perpendicular en la que nos encontramos la estación… ¡de Konstantin Velichkov!
         Nos metemos en el metro y pasamos por un puesto de pizza que te hace la boca agua. Sin desayunar todavía no podemos evitar comprar una enorme porción. Una delicia. Mil veces mejor que las de Telepizza y por sólo 1,80Lv.

Estación de Serdika


         Con el estómago lleno entramos en la estación y tomamos el metro. Cuando salimos en Serdika nos topamos con una cafetería del grupo Illy. Muy moderna y limpia, con unas magníficas vistas de Sveta Nedelya (Santo Domingo), aunque bastante cara: tres cafés con leche (fría) y una galleta de avena, casi 10Lv.
         Lo primero que nos encontramos al salir de la cafetería es la estatua de Santa Sofía sobre un inmenso pedestal. Es un monumento bastante moderno, del año 2000, puesto que sustituye la antigua estatua de Lenin, omnipresente en los países del Bloque Oriental. A la izquierda, la inmensa Casa del Partido Comunista, un hermoso edificio de granito gris y columnas de estilo neoclásico que actualmente acoge las oficinas de los parlamentarios.

Estatua de Santa Sofía y Casa del Partido Comunista


         Cruzando el paso subterráneo del bulevar Todor Alexandrov hacia Sveta Nedelya pasamos por una pequeña casa de licores. “Estaría bien un chupito de vodka, ¿eh?”, le pregunto a mi padre, quien sin pensarlo enfila hacia la tienda. Coge una botellita de 200ml y pregunta a la dependienta:
_“¿Vodka?
_“Rakya”_, contesta. Pagamos por ella 2,60Lv y nada más salir le pego un trago. A pesar de sus 40º a esas temperaturas entra de forma espectacular.

Bulgarizándome ;)


Con el cuerpo más caliente entramos en Sveta Nedelya, una hermosa iglesia del siglo XIX, reconstruida tras un intento de atentado contra la familia real en 1925. Los frescos, algunos de ellos realizados en la década de 1970, están muy dañados por la costumbre de encender velas como forma de devoción, algo muy típico en Bulgaria y que sin duda le da al lugar un toque muy místico, pero que acelera el ennegrecimiento de las paredes. De todas formas la experiencia es muy agradable. Muy poca gente, un sacerdote recitando unos versos en una esquina y una anciana fregando pacientemente los suelos de mármol.

Sveta Nedelya


Al lado de Sveta Nedelya está el edificio de la Presidencia, que nuestro taxista nos enseñó la noche anterior. La entrada oficial permanece custodiada las 24 horas por dos soldados que cada hora hacen un cambio de guardia. Un espectáculo que tiene lugar justo en el momento en el que llegamos.
Bajando por la calle Saborna llegamos al jardín de la Ciudad de Sofía, completamente blanco, donde se encuentra la Galería de Arte, un edificio de color rojo rodeado por algunas esculturas interesantes. Girando la esquina nos topamos con el hermoso Teatro Ivan Vazov, probablemente el edificio neoclásico más fabuloso de la ciudad. Sobre las blancas columnas vemos un frontón con Apolo rodeado de musas. A los laterales, dos torres de color rosado coronadas por cuádrigas. Ivan Vazov es el poeta más importante de Bulgaria y un héroe nacional. 

Teatro Nacional Ivan Vazov


Siguiendo la calle con su nombre pasamos por su casa-museo y más allá llegamos a un parque completamente nevado, donde los niños se tiran en trineo desde unos montículos de nieve. En el centro del parque está el Monumento al Ejército Rojo, el más hermoso grupo escultórico comunista de Sofía. Sobre un pilar con escenas de la Revolución Rusa y la II Guerra Mundial se alza una estatua de un soldado del Ejército Rojo acompañado de un obrero y una campesina con un niño en brazos.

Monumento al Ejército Soviético


Al norte, cruzando el paso subterráneo del bulevar Tsar Osvoboditel hacia Alexander Nevsky, no podemos evitar entrar en una hermosa librería (en Bulgaria hay muchísimas en todas las ciudades y poblaciones) donde tuve una agradable charla con una dependienta que hablaba ruso y donde compramos un mapa de carreteras que nos sería muy útil en los días siguientes. Cuando se lo pedí tras nuestra pequeña conversación me trajo uno en cirílico, lo que me alegró bastante. A mi vanidad le gustó que una mujer con la que acababa de hablar en ruso creyera que me interesaría más un mapa escrito en su alfabeto que en el mío. Así, cuando después me ofreció si prefería uno en inglés lo rechacé, haciéndome el único responsable del mismo, puesto que mis padres no lo entienden.
Finalmente llegamos a Alexander Nevsky, el Símbolo de Sofía. Fue construido entre 1882 y 1924 por los rusos tras expulsar a los otomanos de esas tierras. Por eso lleva el nombre de un personaje sin ninguna relación con Bulgaria: Alexander Nevsky, el héroe que expulsó a los teutones de Rusia en el siglo XIII. De estilo neobizantino, tiene dos tipos de cúpulas: las recubiertas de oro y las de bronce, que han adquirido un color verdoso con el paso de los años. Al igual que en Sveta Nedelya, las velas han ennegrecido las paredes. Nos sentamos a admirar el Trono del Zar y a mirar cómo un sacerdote persigue a los visitantes para que se quiten los gorros.

Alexander Nevsky


Ya empezamos a tener hambre, por lo que salimos a buscar un sitio donde almorzar. Lo hacemos en un restaurante llamado Krivoto, en una de las calles que rodea al bulevar Knyaz Alexander Dondukov. Comemos muy bien: unas riquísimas lasañas en vasijas de barro, una ensalada con queso sirene, cervezas y café por 13Lv/persona.
         Salimos a las 16:30, pero el sol ya está cayendo. Cada vez hace más frío y, lo que es peor, empieza a soplar el viento. Así, decidimos meternos en el Mercado Central.
         Sofía no es una ciudad navideña. La decoración es casi nula y prácticamente no hay gente en las calles. Todo lo contrario pasa en el Mercado Central. Es como entrar en un mundo diferente: gente por todas partes, tiendas exquisitamente decoradas, en el centro un enorme árbol de navidad y a sus lados, una fuente y una cafetería.

Mercado Central, el mayor ambiente navideño de Sofía


         Pasamos el resto de la tarde ahí dentro, comprando algunas cosas, incluida nuestra cena de Fin de Año que subimos al hotel: cordero relleno, verduras asadas y risotto. Suerte que mi mochila es térmica. Aprovechamos también a comprar algunos regalos: jabones y esencias de rosas de gran calidad, ya que son típicas del país. De camino paramos por una de las tantas tiendas que se anuncian como “Alcohol y tabaco” para comprar una botellita de Baylis y una Coca-Cola. Nuestra particular forma de celebrar el nacimiento.

         Llegamos al hotel y mi padre coloca la Coca-Cola en el alfeizar de la ventana para mantenerla fría. Nos duchamos. La saca. Está congelada. Pongo la tele y están dando “La que se avecina” doblada al búlgaro. Creo que me voy ya a la cama. Este año ya no da más de sí.  

¿Nevera? ¿Pa qué?


El viaje continúa en: Sofía día 2

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