domingo, 3 de mayo de 2015

BULGARIA EN INVIERNO - Sofía

1 de Enero de 2015



         El sueño nos la ha jugado y no estamos listos para salir hasta las 10:00. Bajamos a desayunar pero: ¡sorpresa!, había que avisar el día anterior si queremos desayunar en el hotel. Al parecer es la recepcionista la que también prepara los desayunos y, claro, todo no se puede. Eso sí, nos regala una botella de champán de Crimea.
         Fuera hace mucho frío, y las calles están cubiertas de sal. Sin embargo es más fácil encontrar un lugar donde desayunar. Tras el Puente de los Leones, en el bulevar Maria Louisa, entramos en un local de paso. Nos sentamos junto a un montón de trabajadores y tomamos un zumo, un café con leche y unas pizzetas bastante grandes por unas 10Lv los tres.
         Con el estómago lleno bajamos por Stefan Stambolov a través del Mercado de las Mujeres, prácticamente desierto (la tónica el 1 de enero; si os aventuráis en época navideña debéis tener en cuenta que en algunas fechas está casi todo cerrado). Más adelante pasamos por la Sinagoga de Sofía, inaugurada en 1909 y una de las más grandes del mundo. La puerta está cerrada y no se ve movimiento. Llamamos al timbre. Nada. Una lástima.

Entrada a la sinagoga, cerrada :(


         Más pena me da, sin embargo, encontrar la Mezquita Banya Bashi cerrada con un candado. Yo soy un amante de las mezquitas, y más aún de la cultura turca, por lo que visitar una de las maravillas del arquitecto Sinán era algo que no me quería perder.
         Tras la mezquita se encuentra el hermoso edificio de los Baños Minerales (actualmente cerrado por reformas). Posee unas pequeñas fuentes de agua caliente a los lados. Será sin duda una de las visitas obligadas de Sofía cuando sea reabierto al público.
         Atravesando el patio central del edificio del Consejo de Ministros llegamos al bulevar Knyaz Aleksander Dondukov. Nuestro objetivo es localizar el Teatro de la Ópera y Ballet. Nos cuesta un poco encontrarlo, puesto que está encastrado entre varios edificios, lo que impide disfrutar de su magnífica fachada. En una esquina, una enorme estatua de Samboliiski, líder del Sindicato Agrario Nacional de Bulgaria y presidente del país desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta 1923, cuando fue torturado hasta la muerte tras un golpe de Estado militar.

Stanboliiski y el Teatro de la Ópera y el Ballet


         Subiendo por la calle París nos topamos con la Iglesia de Sofía, un antiguo edificio del siglo VI levantado sobre las ruinas de otra iglesia del s. IV, que se pueden ver (incluido un bonito mosaico) gracias a una serie de placas transparentes estratégicamente colocadas en el suelo. A pesar de que los muros interiores son de ladrillo desnudo, es una visita interesante.
         Al salir, del otro lado de la calle, se encuentra la Tumba del Soldado Desconocido, que recuerda a los búlgaros caídos durante la Primera Guerra Mundial. En los alrededores hay un pintoresco mercadillo de antigüedades donde puedes encontrar tocadiscos, mecheros del ejército alemán, carnés del Partido Comunista Búlgaro, material médico de la Primera Guerra, uniformes militares, máquinas de coser antiguas… Yo no pude evitar comprarme una petaca imitación de las antiguas soviéticas.

Mercadillo frente a la Tumba del Soldado Desconocido


         Abandonado el mercadillo nos dirigimos a la inconfundible Iglesia Rusa, rematada por unas cúpulas doradas en torno a una, la más alta, de color verdoso. Una vez entramos nos damos cuenta de lo pequeña que es. Está decorada con un estilo casi rococó, imitando a la escuela moscovita del siglo XVII. Lamentablemente del interior no podemos hacer fotos.

Iglesia Rusa


         Salimos. Tenemos ya bastante hambre. Vemos a unas personas comiendo en un lugar que se anuncia como “bodega”. Sabemos que Bulgaria es conocida por sus vinos, así que nos decidimos a entrar. Cuando subimos por las escaleras empezamos a ver imágenes de toros y gente bailando flamenco... ¡es un restaurante español! Pero en fin, una vez sentados nos quedamos a almorzar. Quitando que en mi familia somos antitaurinos, el problema que le encontré al local no fue tanto el hecho de que tardaran 45 minutos en servirnos, si no que a mi madre, que es vegetariana, le trajeron sus verduras al horno en 15. La gente que va a un restaurante junta va, pues eso, a comer juntos; y puesto que mi madre decidió esperarnos terminó comiendo frío. La comida era sobresaliente, pero para nada barata. Un vino búlgaro (exquisito), una riquísima limonada, tres platos principales, tres cafés y un solo postre por 90Lv.
         Al salir nos damos cuenta de que las tardes son mucho más frías que las mañanas. Volvemos por el bulevar Tsar Osvoboditel, pasamos por la Galería Nacional y la plaza Knyaz Aleksander Battenberg. Esta vez atravesamos la Presidencia para encontrarnos en su patio interior con el edificio más antiguo de la ciudad: la Rotonda de Sveti Georgi, que ocupa el emplazamiento de un templo precristiano. Lamentablemente, esta iglesia de ladrillo está cerrada el 1 de enero.

Sveti Georgi dentro de la Presidencia


         Una vez llegamos a Sveta Nedelya comenzamos a caminar con el imponente Monte Vitosha al frente, por el bulevar que lleva su nombre. Se trata de la calle principal del centro de Sofía. Una avenida peatonal donde se encuentran tiendas de ropa de alta gama, restaurantes y cafeterías. Paramos a tomar unos cafés y un chocolate en una terraza. Sí, sí, en una terraza cubierta, con una estufa de exterior y mantas a disposición de los clientes. Vitosha desemboca en la gran Ploshtad Bulgariya, una explanada que rodea al Palacio Nacional de la Cultura (NDK). Éste normalmente sería un lugar ajardinado y lleno de puestos de comida. En esta época, sin embargo, es un gran espacio de color blanco con algunas “calles” de menos de un metro de ancho, donde se ha apartado la nieve.

Bulevar Vitosha
         El NDK es una de las construcciones monolíticas de la época comunista. Un hexágono de ocho plantas de cemento y vidrio que, entre otras cosas, cuenta con una gran sala de conciertos con capacidad para 5.000 personas. En este momento nos llaman de la compañía de alquiler de coches: tendremos nuestro vehículo en la puerta del hotel mañana a las 10:30.
         A estas alturas ya está cayendo la noche, y el frío comienza a ser incómodo, por lo que decidimos volver para tener tiempo para preparar la maleta. Al día siguiente saldremos temprano camino al sur del país. Podríamos volver rápidamente en metro, pero nos encantan los tranvías. Tomamos el de la línea 6 en el NDK que sube por el bulevar Hristo Botev y nos deja en el cruce de esa calle con Slivnitsa. Por el camino compramos algo de cena para subir a la habitación (como de costumbre). Al llegar preparamos todo para mañana, que va a ser un día muy largo. 


Mañana, rumbo a Melnik visitaremos el Monasterio de Rila 

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