1 de Enero de 2015
El sueño
nos la ha jugado y no estamos listos para salir hasta las 10:00. Bajamos a
desayunar pero: ¡sorpresa!, había que avisar el día anterior si queremos
desayunar en el hotel. Al parecer es la recepcionista la que también prepara
los desayunos y, claro, todo no se puede. Eso sí, nos regala una botella de
champán de Crimea.
Fuera hace
mucho frío, y las calles están cubiertas de sal. Sin embargo es más fácil
encontrar un lugar donde desayunar. Tras el Puente de los Leones, en el bulevar
Maria Louisa, entramos en un local de paso. Nos sentamos junto a un montón de
trabajadores y tomamos un zumo, un café con leche y unas pizzetas bastante
grandes por unas 10Lv los tres.
Con el
estómago lleno bajamos por Stefan Stambolov a través del Mercado de las
Mujeres, prácticamente desierto (la tónica el 1 de enero; si os aventuráis en
época navideña debéis tener en cuenta que en algunas fechas está casi todo
cerrado). Más adelante pasamos por la Sinagoga de Sofía, inaugurada en 1909 y
una de las más grandes del mundo. La puerta está cerrada y no se ve movimiento.
Llamamos al timbre. Nada. Una lástima.
![](https://fbcdn-sphotos-d-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xfp1/v/t1.0-9/10933776_1060339227325379_7856193038901017077_n.jpg?oh=62144e04bb2a31516aab61d4ad7126b4&oe=55DC2B1D&__gda__=1440833613_bcb354058aaf389e4774227cf0d4ec9a)
Entrada a la sinagoga, cerrada :(
Más pena me
da, sin embargo, encontrar la Mezquita Banya Bashi cerrada con un candado. Yo
soy un amante de las mezquitas, y más aún de la cultura turca, por lo que
visitar una de las maravillas del arquitecto Sinán era algo que no me quería
perder.
Tras la
mezquita se encuentra el hermoso edificio de los Baños Minerales (actualmente
cerrado por reformas). Posee unas pequeñas fuentes de agua caliente a los
lados. Será sin duda una de las visitas obligadas de Sofía cuando sea reabierto
al público.
Atravesando
el patio central del edificio del Consejo de Ministros llegamos al bulevar
Knyaz Aleksander Dondukov. Nuestro objetivo es localizar el Teatro de la Ópera
y Ballet. Nos cuesta un poco encontrarlo, puesto que está encastrado entre
varios edificios, lo que impide disfrutar de su magnífica fachada. En una
esquina, una enorme estatua de Samboliiski, líder del Sindicato Agrario
Nacional de Bulgaria y presidente del país desde el final de la Primera Guerra
Mundial hasta 1923, cuando fue torturado hasta la muerte tras un golpe de
Estado militar.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xfp1/v/t1.0-9/10906195_1060341047325197_8245776986522114054_n.jpg?oh=5c1af7432ba22225c8fcb106d1de80e5&oe=55D42288)
Stanboliiski y el Teatro de la Ópera y el Ballet
Subiendo
por la calle París nos topamos con la Iglesia de Sofía, un antiguo edificio del
siglo VI levantado sobre las ruinas de otra iglesia del s. IV, que se pueden
ver (incluido un bonito mosaico) gracias a una serie de placas transparentes
estratégicamente colocadas en el suelo. A pesar de que los muros interiores son
de ladrillo desnudo, es una visita interesante.
Al salir,
del otro lado de la calle, se encuentra la Tumba del Soldado Desconocido, que
recuerda a los búlgaros caídos durante la Primera Guerra Mundial. En los
alrededores hay un pintoresco mercadillo de antigüedades donde puedes encontrar
tocadiscos, mecheros del ejército alemán, carnés del Partido Comunista Búlgaro,
material médico de la Primera Guerra, uniformes militares, máquinas de coser
antiguas… Yo no pude evitar comprarme una petaca imitación de las antiguas soviéticas.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xpt1/v/t1.0-9/10920937_1060341333991835_5620355556319541216_n.jpg?oh=af09d9266b4f2b641309a7ecd20e2fce&oe=55C47613)
Mercadillo frente a la Tumba del Soldado Desconocido
Abandonado
el mercadillo nos dirigimos a la inconfundible Iglesia Rusa, rematada por unas
cúpulas doradas en torno a una, la más alta, de color verdoso. Una vez entramos
nos damos cuenta de lo pequeña que es. Está decorada con un estilo casi rococó,
imitando a la escuela moscovita del siglo XVII. Lamentablemente del interior no
podemos hacer fotos.
![](https://fbcdn-sphotos-d-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xap1/v/t1.0-9/10422550_1060341447325157_392394878560985931_n.jpg?oh=c903f73a3e4ef4487cb0bc3685df764c&oe=55C1F546&__gda__=1438698650_5edbeb8b2424137ee3e380d18ca03e71)
Iglesia Rusa
Salimos. Tenemos
ya bastante hambre. Vemos a unas personas comiendo en un lugar que se anuncia
como “bodega”. Sabemos que Bulgaria es conocida por sus vinos, así que nos
decidimos a entrar. Cuando subimos por las escaleras empezamos a ver imágenes
de toros y gente bailando flamenco... ¡es un restaurante español! Pero en fin,
una vez sentados nos quedamos a almorzar. Quitando que en mi familia somos
antitaurinos, el problema que le encontré al local no fue tanto el hecho de que
tardaran 45 minutos en servirnos, si no que a mi madre, que es vegetariana, le
trajeron sus verduras al horno en 15. La gente que va a un restaurante junta
va, pues eso, a comer juntos; y puesto que mi madre decidió esperarnos terminó
comiendo frío. La comida era sobresaliente, pero para nada barata. Un vino
búlgaro (exquisito), una riquísima limonada, tres platos principales, tres
cafés y un solo postre por 90Lv.
Al salir
nos damos cuenta de que las tardes son mucho más frías que las mañanas.
Volvemos por el bulevar Tsar Osvoboditel, pasamos por la Galería Nacional y la
plaza Knyaz Aleksander Battenberg. Esta vez atravesamos la Presidencia para
encontrarnos en su patio interior con el edificio más antiguo de la ciudad: la
Rotonda de Sveti Georgi, que ocupa el emplazamiento de un templo precristiano.
Lamentablemente, esta iglesia de ladrillo está cerrada el 1 de enero.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xft1/v/t1.0-9/1618650_1060342537325048_4286359719063390142_n.jpg?oh=576c1dd68bcbaddfc9b7a6c70f5c7e02&oe=55E4599E)
Sveti Georgi dentro de la Presidencia
Una vez
llegamos a Sveta Nedelya comenzamos a caminar con el imponente Monte Vitosha al
frente, por el bulevar que lleva su nombre. Se trata de la calle principal del
centro de Sofía. Una avenida peatonal donde se encuentran tiendas de ropa de
alta gama, restaurantes y cafeterías. Paramos a tomar unos cafés y un chocolate
en una terraza. Sí, sí, en una terraza cubierta, con una estufa de exterior y
mantas a disposición de los clientes. Vitosha desemboca en la gran Ploshtad
Bulgariya, una explanada que rodea al Palacio Nacional de la Cultura (NDK).
Éste normalmente sería un lugar ajardinado y lleno de puestos de comida. En
esta época, sin embargo, es un gran espacio de color blanco con algunas
“calles” de menos de un metro de ancho, donde se ha apartado la nieve.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xta1/v/t1.0-9/10636321_1060343967324905_7135062297889932403_n.jpg?oh=9b545b2c281733871fb9123e4a328f79&oe=55D12CF1)
Bulevar Vitosha
El NDK es
una de las construcciones monolíticas de la época comunista. Un hexágono de
ocho plantas de cemento y vidrio que, entre otras cosas, cuenta con una gran
sala de conciertos con capacidad para 5.000 personas. En este momento nos
llaman de la compañía de alquiler de coches: tendremos nuestro vehículo en la
puerta del hotel mañana a las 10:30.
A estas
alturas ya está cayendo la noche, y el frío comienza a ser incómodo, por lo que
decidimos volver para tener tiempo para preparar la maleta. Al día siguiente
saldremos temprano camino al sur del país. Podríamos volver rápidamente en
metro, pero nos encantan los tranvías. Tomamos el de la línea 6 en el NDK que
sube por el bulevar Hristo Botev y nos deja en el cruce de esa calle con
Slivnitsa. Por el camino compramos algo de cena para subir a la habitación
(como de costumbre). Al llegar preparamos todo para mañana, que va a ser un día
muy largo.
Mañana, rumbo a Melnik visitaremos el Monasterio de Rila
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