30 de Diciembre de 2014
El día de
salida es uno de los más tranquilos que recuerdo, ya que salimos muy tarde. Con
el equipaje listo nos subimos al coche de un familiar que nos acerca al
aeropuerto. Comienza el viaje. Son las 19:30 y ya estamos en Barajas.
Facturamos la maleta y realizamos el check in sin sobrecargos (no así al
regreso). Como vamos a llegar en mitad de la noche decidimos cambiar algo de
dinero antes de salir. El cambio, como en todos los aeropuertos, rozando la
estafa: 1€=1,45Lv, cuando el cambio oficial estaba a 1,95Lv. Como no tenemos
opción, cambiamos poco.
Poco antes
de las 21:00 entramos en el diminuto avión. Con el asiento de delante
apretándote las rodillas, mi bandeja y la de mi madre colgando y el suelo lleno
de suciedad puedo decir sin miedo a equivocarme que es el peor avión al que me
he subido. Al lado de WizzAir, Ryanair me va a parecer Lufthansa.
![](https://fbcdn-sphotos-e-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xpa1/v/t1.0-9/10906140_826077827430840_8283096033775924838_n.jpg?oh=c75784d889877497a37a54f2f2c431f2&oe=55E027E5&__gda__=1438850653_80d40209d8a03a22872d3a07f0d453c9)
La Terminal
1 (la antigua) del Aeropuerto de Sofía es la que recibe los vuelos low-cost. Se
trata de un diminuto edificio que no ha cambiado ni un ápice desde los años
60s. Una única estancia agrupa el Free-Shop, las puestas de embarque y desembarque
y una única cinta para las maletas. A un lado, una caseta que podría ser de
venta de castañas anuncia: Change.
No tardamos
en salir y ver nuestro nombre escrito en un cartel que sujeta un abuelo con abrigo
de nieve. No habla nada de inglés. El idioma será un problema constante que
tendrá que sortear cualquiera que decida viajar a Bulgaria, puesto que ni
siquiera entre los más jóvenes abundan los angloparlantes. Por suerte para
nosotros, yo hablo más o menos ruso (llevo algo más de dos años estudiando ese
idioma). No os confundáis, a excepción de un puñado de ancianos nadie habla
ruso por estos lares, pero sí lo entienden, lo que resuelve el mayor obstáculo
de la comunicación.
Así, me
dirijo al chófer con un Добрый вечер! (buenas noches). Una vez en el coche el
hombre pregunta: “¿Habláis ruso?”.
_ Yo hablo
un poco_, contesto, dando comienzo a una pequeña conversación sobre nuestro
viaje: los días que vamos a estar, los lugares que queremos visitar… De camino
al hotel el amable conductor nos hace un pequeño tour por Sofía: “esta es la
Universidad, esta es la Iglesia Rusa, esta es la Presidencia…”. Nos encontramos
con una Sofía completamente cubierta de blanco. Mucho hielo y nieve en las
carreteras. El coche con el que nos recogieron es bastante antiguo, pero el
conductor es muy prudente y en ningún momento tenemos sensación de inseguridad.
Por fin
llegamos al primero de los cinco hoteles donde nos pensamos quedar. Tras
despedirnos de nuestro chófer y darle una propina, subimos a la habitación. He
de decir en este punto que los búlgaros, al parecer, suelen poner unos nombres
a los hoteles que no dan fe de la realidad que son. Un hotel en un edificio del
siglo XIX pueden llamarlo “Guest-Rooms”, por ejemplo. No es así de extrañar que
en nuestro “Cheap Hotel” nos encontremos unas habitaciones modernas, cómodas y
reformadas.
Nos
registramos sin ningún incidente y subimos a dormir. Son en torno a las 3:00, y
estamos muy cansados. Mañana será un día largo.
![](https://scontent-mad.xx.fbcdn.net/hphotos-xpf1/v/t1.0-9/10150606_826078047430818_3120464361360288576_n.jpg?oh=4e018404f337a49b8a5ae74edaad1e83&oe=55C99328)
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