Iglesias,
monasterios y velas
Lo que más
abunda en la oferta turística búlgara son los numerosos y hermosos monasterios. En
nuestro viaje visitamos cuatro, además de numerosísimas iglesias, sin embargo
podréis visitar prácticamente tantos como queráis, puesto que multitud de ellos
están dispersados por todo el país. La buena noticia, además de que os
regalaréis los ojos con exquisitos frescos e iconostasios, es que la entrada a
iglesias y monasterios es completamente gratuita. Por otra parte, no se pueden
hacer fotos en ninguno de estos sitios. Observad con tranquilidad todos los
detalles, pues sólo os llevaréis recuerdos del lugar.
Velas en el Monasterio de Troyan
Otra cosa
omnipresente en todos los templos son las velas. Velas de verdad, no como en
España, que la gente compra por entre 0,10 y 2Lv y coloca en unos candelabros
como ofrenda y símbolo de devoción. En todas las iglesias hay una caseta en la
entrada donde se pueden adquirid, además de numerosos recuerdos. Las velas
encendidas dan sin duda un ambiente místico a los lugares de culto, aunque
también contribuyen a ennegrecer los frescos. Casi todos los búlgaros que
visitan las iglesias encienden algunas (muchas, en algunos casos) y aunque no
seáis creyentes es una buena forma de contribuir a la manutención de los
templos.
Así que ya
sabéis: guardad la cámara, abrid bien los ojos y, si queréis, dejad algo de
dinero comprando unas velas.
Viajar
en coche: alquiler y carreteras
Prácticamente
ninguno de los que piensen en ir a Bulgaria se limitará a la ciudad de Sofía.
Muy al contrario, dedicaréis muchas horas a viajar a lo largo y ancho del país,
y en mi opinión, la mejor forma de hacerlo es alquilando un coche. Si bien
viajar en transporte público es a priori más barato, éste no llega a todos los
lugares de interés y para otros sitios los autobuses son muy poco frecuentes.
Así, deberéis dedicar mucha más cantidad de días para visitar los mismos
lugares que con el coche, por lo que al final es posible que acabe saliendo más
caro.
Nosotros
alquilamos con Enterprise un Suzuki Swift, nueve días, por 137+30 (seguro)+15
(ruedas de nieve)€. Es decir, unos 20€/diarios. Nos entregaron el coche en el
hotel de Sofía y a la vuelta lo devolvimos en el aeropuerto. No hubo ningún
incidente ni inconveniente. La gasolina es más barata que en España.
En cuanto a
las carreteras, la mayoría están en buen estado. No hay peajes. Entre las dos
principales ciudades, Sofía y Plovdiv, está la autovía E80 (A1), amplia y
moderna. El resto de carreteras están mejor de lo esperado. En invierno, las
máquinas quitanieves dejan limpios los caminos a primera hora de la mañana, por
lo que, a no ser que os pille un temporal, no tendréis ningún problema
relacionado con carreteras cortadas. Nosotros viajamos atravesando montañas sin
inconvenientes. El peor camino por el que pasamos fue el que unían las
poblaciones de Rumyantsevo y Karlukovo, una carretera hecha polvo que servía de
acceso a las poco visitadas Cuevas Prohodna.
El
principal problema que tendréis la mayoría es que, una vez abandonadas las
carreteras principales, la señalización aparece sólo en cirílico. Por lo que
sería recomendable que aprendierais su alfabeto, que no es tan difícil ;)
Los coches
deben tener una pegatina para circular llamada vignette, que corresponde al
impuesto por el uso de las carreteras. Si el coche es de alquiler lo tendrá
incluido, aunque si cruzáis la frontera desde otro país deberéis adquirirlo.
En Bulgaria
el límite de consumo de alcohol para los conductores está en 0,0%. Hay que
tenerlo en cuenta puesto que hay zonas famosas por sus bodegas.
Comiendo
por Bulgaria
En Bulgaria
vas a comer mucho y bien. La gastronomía búlgara es muy rica y tiene muchas
influencias tanto orientales como occidentales.
Los mejores
lugares para comer son las llamadas mejanas (механа) unos restaurantes en los
que prepara comida local casera.
Mejana en Melnik
Los
desayunos son muy copiosos. Suelen incluir yogurt agrio, pan, queso sirene, mermeladas
a cada cual más rica... Pero, para los que no la conocíamos, el descubrimiento
por excelencia es la banitsa, una especie de torta preparada con pasta filo en
capas intercaladas con huevo y queso sirene, con la cual puedes llorar de puro
placer. Ellos lo toman todo mezclado y acompañado de café solo o té (si queréis
café con leche caliente debéis pedirlo expresamente).
La oferta
gastronómica es sumamente variada. A media mañana se suele tomar una sopa, la
cual sirven con los ingredientes troceados. La hay de cordero, pollo, setas,
alubias… sin embargo, la más característica es la tarator, una sopa fría de
yogurt con pepino.
Nuestro almuerzo en Melnik
En cuanto a
las ensaladas destaca la ensalada Shopska, que se hace con tomate, pepino,
cebolla y queso sirene. Yo personalmente no me iría sin probar el kavarma, una
especie de estofado de carne de cerdo, verduras, hortalizas y champiñones, todo
ello exquisitamente condimentado. También es destacable el mish-mash, una
especie de revuelto de verduras y las truchas preparadas de distintas maneras
(al menos en la zona de montaña).
De postre
pediría los kadaif, la versión búlgara de los baklavas turcos.
Mención
aparte merece el pan, puesto que lo preparan con un mimo especial. De hecho en
ningún lugar nos sirvieron el pan tal cual te lo sirven, por ejemplo, en
España. Tienen innumerables formas de prepararlo (horneado, frito, a la
plancha…) y, lo más importante, te lo hacen en el momento. En la carta se
indican los tipos de panes, sus precios y el tiempo que van a tardar en servírtelo.
Si algo tienen en común todos ellos es que los condimentan mucho, con ajo,
perejil, aceite de oliva… pero, sobre todo, con “sharena sol”, una sal
especiada muy sabrosa.
Sharena Sol
Por otra
parte, en cuanto a la bebida, Bulgaria produce vinos de excelente calidad. De
cervezas no hablaré puesto que apenas probé al ir en invierno. La bebida
alcohólica nacional es el rakya, un licor de unos 40%.
Si eres
vegetariano no tendrás problema para comer. En todos los sitios donde estuvimos
nos ofrecieron opciones interesantes y sabrosas sin carne. Los veganos se
encontrarán las mismas dificultades que en el resto del mundo pero
sobrevivirán. Tener que sobrevivir en Bulgaria un par de días a base de pan
tampoco parece una tortura ;)
Idioma
No hay
forma educada de decirlo: por más que sepáis inglés en Bulgaria no os valdrá de
nada. Bueno, vale, tampoco es eso. Nosotros encontramos algunas personas, sobre
todo en los hoteles con las que no tuvimos problema para comunicarnos en ese
idioma. Sin embargo, la gran mayoría de la gente no lo habla. Eso sí, lo
pasaréis muy mal si no entendéis el alfabeto cirílico. Una vez abandonéis las
carreteras principales la grafía latina desaparece, y en cuento visitéis un
restaurante con poca afluencia turística el menú y la cuenta las encontraréis
exclusivamente en búlgaro.
Alfabeto cirílico en el Shkoloto
Yo tuve la
suerte de que cuando fui llevaba tres años estudiando ruso, y aunque sea un
idioma sólo hablado por la tercera edad se parece tanto al búlgaro como el
italiano al español, y todo el mundo me entendía.